ESTERLINA

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Jimiη trabajaba en un kiosco vendiendo joyas, pasaba ahí largas horas y ahora, gracias al frío, se sentían incluso más largas. No ayudaba el hecho de que Bangchan tenía que ir con él, hacía mucho frío para mantenerlo fuera pero no había mucho que Jimiη pudiera hacer al respecto. Necesitaba un niñero pero no podía pagarles apropiadamente hasta que ahorrara un poco más de dinero.

Bangchan era el mejor amigo de Jimiη, tenía tres años ahora; su cumpleaños había sido hace dos días. Jimiη pudo comprar un pequeño pastel y Bangchan pareció disfrutarlo. Eran bastante similares en cuanto a sus emociones, ambos siendo controlados por los sentimientos. Bangchan no hacía amigos, ni siquiera lo intentaba. Era un niño nervioso y Jimiη sabía el por qué; si pudiera, mataría a Junghwan. Su más grande arrepentimiento era haber caído por una sonrisa amable y ojos azules.

Ser un omega con un alfa abusivo era algo normal, especialmente porque nadie podía decir en qué punto se convertía en abuso. Los alfas eran reconocidos por ser agresivos. Junghwan era su primer alfa y Jimiη era de esas personas incapaces de diferenciar el abuso de la agresividad, pero lo entendió cuando Junghwan abofeteó a su hijo tan fuerte que lo arrojó al otro lado de la habitación.

En aquel momento, todo dentro de Jimiη le decía que matara a aquel hombre, pero los omegas no tenían estómago para la muerte. Las criaturas que dan vida no podían quitarla pero Jimiη nunca estuvo tan cerca como en ese momento.

Recordó que cuando empacó y se fue estaba aterrado, no ayudó que siempre había sido un manojo de nervios y sumisión. Jimiη intentó superar eso, por él y por Bangchan. Todo lo que quería era una familia, pero había aprendido que Bangchan y él eran suficiente. Eran lo suficientemente felices, no necesitaba nada más.

"Aquí tienes unas galletas por ahora, Channie" Jimiη le pasó un pequeño bowl verde "Ve a mirar televisión, mami va a preparar la cena."

Bangchan tomó una galleta y se la tendió a Jimiη, éste se arrodilló "esas son para ti, precioso."

El pequeño negó, acercando más la galleta hacia él "Mami." 

Jimiη tomó la galleta con delicadeza "gracias, Channie."

Bangchan asintió, alejándose de la cocina. Jimiη sonrío, mirando la galleta antes de darle una mordida. Se estaba muriendo de hambre, así que comenzó con la cena.

Bangchan era un niño callado, no muy amigable pero oh, tan amable. No habla mucho y se asusta con facilidad, es un niño de mamá y a Jimiη no le importaba eso. El pequeño es un alfa y la gente suele burlarse por lo asustadizo que es. Eso normalmente termina en Jimiη tomando a su hijo en sus brazos y alejándose porque no es justo. No es justo que su hijo tenga que ser de una manera u otra. No era justo que su hijo tuviera que ver cómo su madre era golpeado por una persona a la que se suponía, tenía que admirar. No era justo que esa misma persona lo hiciera sentir inferior, que lo golpeara. La gente no sabía eso y Jimiη no creía que tenía por qué explicarles.

Bangchan era su mundo.

Jimiη tomó una olla mientras acariciaba la parte trasera de su cuello. Respiró profundo, tocando la pequeña cicatriz. Junghwan lo había mordido y Jimiη había sido muy feliz pero ahora todo lo que quería era arrancarse la piel. Había estado acudiendo al doctor uno que otro viernes para las sesiones de láser donde la removerían. Era muy doloroso pero cada vez sentía la marca más pequeña y el dolor valía la pena.

Era muy mal visto el removerse una marca, podía imaginar la cara de Junghwan si se enterara que lo estaba haciendo. Junghwan era un maldito bastardo que amaba dejar su marca en las cosas y Jimiη estaba harto de eso. Harto de que la gente le preguntara donde estaba su alfa; harto de la gente en general.

COLD LITTLE HEART- YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora