Desconfianza

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POV Freen

¿Habré hecho bien en dejar a Rebecca sola? Espero no arrepentirme. ¿Tendría que haberle dicho que venga conmigo? Mmm, no, mejor no, no me sentiría cómoda estando encerrada con ella en la camioneta.

Espero que los caminos estén libres. Vamos a tener que ir a Pai lo antes posible.

Ahora que lo pienso, quizás no sea buena idea ir con la camioneta. Si el camino llegase a estar obstruido, tendría que volver y gastaría combustible inútilmente. Tendré que ir con Khalan. Espero que se haya calmado. Me asomo al establo y veo al caballo con ese nombre tan grandilocuente. Aún lo percibo inquieto, y eso me pone nerviosa. Me acerco a él, extendiendo mi mano y con movimientos suaves, para no alterarlo. Al principio reniega, pero logro hacer contacto con su frente y poso mi mano en su cuello, acariciándolo. En las dos semanas que llevo aquí, nunca lo había visto así.

-Bien Khalan, debemos ir hasta el camino, volveremos pronto, lo prometo- le digo en susurro al animal, con la esperanza de que eso lo termine de tranquilizar.

Vuelvo a mirar a la cabaña mientras me alejo. Me encantaría poder ver qué pasa dentro. Algo me incomoda. Estoy dejando a una desconocida con todas mis posesiones, espero no pecar de ingenua.

Vamos Freen, ni siquiera sabe quién es ella misma, ¿qué tanto riesgo puede haber?

Bueno, eso es cierto. Espero que esté bien y no vuelva a tener otro ataque, o shock, o lo que sea que haya tenido. Sólo me iré una hora, no debería ocurrir nada importante en ese tiempo.

Comienzo el camino hasta la improvisada ruta. Voy despacio, no quiero apurar a Khalan, ya bastante nervioso está, puedo notarlo.

El sendero "hecho a costumbre" como dicen, es bastante primitivo. Simplemente es un surco entre la maleza, que se fue abriendo a fuerza de hábito de pasar por allí con los caballos y la camioneta. Ese pequeño bosque tiene un encanto especial. Se ve tupido, porque las ramas de los árboles son densas, pero cuando uno ve al suelo, las raices están bastante espaciadas, lo que permite caminar con bastante facilidad. Debería venir a inspeccionar más este bosque.

Siento que quizás mi compañero ya esté más dispuesto a acelerar el paso. Pruebo darle la señal de galope y Khalan responde con un breve relincho, pero accede. Es un galope tranquilo, no demasiado ansioso. Siempre me ha encantado la sensación de galopar a caballo.

Sentir mi pelo sacudirse al compás de los pasos saltados del animal, como mis caderas se adaptan a ese vaivén rítmico, y hechiza el resto de mi cuerpo para ir con el movimiento armónico, con el viento soplando en mis oídos, viendo el paisaje pasar rápido a mis costados. Es casi una sensación de libertad, amalgamando con el entorno y el caballo. Veo como el bosquecillo empieza a dispersarse, dando paso al terreno abierto. Empiezo a notar algunos estragos del temblor: varios árboles caídos, mayormente aquellos solitarios que estaban salpicados por el campo. El terreno se ve más irregular, dando evidencia de la sacudida.

Ralentizo el paso de Khalan. Tenemos que esquivar algunos obstáculos.

Tras varios minutos logro llegar al camino. Veo que hay un gran derrumbe a los pies de la colina. Era lógico, viendo cómo están los árboles. Ha sido un fuerte temblor.

Ya viendo este panorama, veo que tendré que venir con pala y pico a remover tierra.

Estar en una cabaña apartada de todo tiene sus pro y sus contra. Y esta definitivamente era una contra.

Me bajo del caballo para inspeccionar un poco más detenidamente el derrumbe, para pensar cómo podría liberar el camino con las herramientas que poseo. Descartado está usar la avioneta con el poco combustible que tengo. Tendré que volver con la camioneta y varios implementos, pero antes deberé remover los troncos que pasé antes, porque no podré llegar con el vehículo.

Esto será más difícil de lo que me temía.

No pensé que algo así podría ocurrir.

¿Por qué no se me ocurrió preguntarle a Nop qué hacer en este tipo de circunstancias?

¡Maldición! debo contactar a Nop, debe estar preocupado. Y mi familia también, si se enteraron del terremoto. Con tantas cosas, no me había detenido a pensar en ello.

Escucho el relincho nervioso de Khalan y veo que se ha colocado en dos patas, como si estuviera asustado. Miro a mi alrededor, buscando la fuente, pero no logro ver nada. Tal vez hay algún depredador escondido.

¡Puta madre, dejé el cuchillo de caza en el baúl! Tengo que volver cuanto antes.

Y entonces lo escucho.

Un estruendo que parecía venir desde las montañas.

Siento todo temblar. Giro mi vista hacia las colinas y el horizonte. Una enorme nube negra se aproxima. No entiendo cómo no percibí el cambio de clima. Parecía que se avecinaba una fuerte tormenta, tenía que volver cuanto antes a la cabaña. La cercanía con el río podia provocar inundaciones.

Corro hacia Khalan, intentando en vano que se calme. El pobre animal está aterrado, como yo, levantando las patas delanteras, intentando defenderse de aquel ente invisible causante de su pánico.

Una de sus patas logra dar con mi rostro, justo en el pómulo. El dolor es indescriptible, pero aún así queda opacado con el miedo que siento. Tengo que volver a la cabaña. Mi respiración se corta cuando me doy cuenta.

Rebecca! Está sola en la cabaña.

Otro rayo ilumina el cielo, generando un espantoso sonido al caer a la tierra. El trueno me ensordece. Mi cuerpo se encuentra en alerta máxima, totalmente tensionado.

Khalan sigue muy nervioso, y no habrá forma que lo monte, pero al menos logro tomar sus riendas y bajarlo a sus cuatro patas para poder alejarnos lo más posible de la colina. Empiezo a tirar de él, deshaciendo el camino que habíamos andado. Tardaré más tiempo de lo esperado, ya que son unos 10 kilómetros hasta la casa. Ruego que el agua aguante, que aún no haga su caída libre hacia nosotros.

Tengo un mal presentimiento, como si esa tormenta pudiera indicar peligro, mas allá de la amenaza en sí que supone el propio fenómeno. Hay algo que me inquieta, como si me olvidara de algo. O quizás sea la ansiedad por llegar pronto a mi hospedaje y asegurarme de que todo esté al resguardo. Las tormentas en esta zona a veces duraban días, y causaban todo tipo de destrozos. Pero no puedo deshacerme de esta opresión, este nudo en el pecho que me dice que tengo que llegar cuanto antes, que algo anda mal, que algo muy malo está sucediendo o por suceder.

En algún punto del bosquecillo Khalan me permitió montarlo e incluso galopar para poder apresurarnos a la granja. Ya estaba anocheciendo. Todo el recorrido me tomó casi dos horas. Ni bien llegamos, aseguro al animal en el establo, y corro hacia la casa para ver el estado de Rebecca, pero cuando entro compruebo que no hay nadie. No hay rastros de ella, y lo peor de todo es que el baúl está abierto.

Fuerzas naturales | FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora