Ya casi llegaban a su destino, el castillo del príncipe heredero. Kadir se había negado a viajar en el carruaje, no sentía que estar en un espacio cerrado con su padre fuera una buena idea. Jens viajaba a su lado, era increíble la resistencia que tenía este hombre para ser un mago, su cara se mantenía inexpresiva todo el tiempo sin síntomas de agotamiento alguno. Kadir lo miraba de reojo, el ama de llaves le había dicho que el mago había caído en la cama y no había reaccionado hasta la mañana siguiente. Así que definitivamente lo había agotado en serio.
Atravesaron las murallas que rodeaban las extensas tierras de la propiedad donde se hallaba el castillo y un alegre bullicio los recibió. Al parecer se celebraba algún tipo de fiesta en el pueblo. Kadir se movió incómodo en la silla de su caballo, no le gustaban este tipo de ruidosos eventos, lo ponían ansioso.
- ¡Nuestra pequeña princesa se compromete hoy! ¡Así que beban y coman hasta saciarse, es día de fiesta! – gritó un hombre a viva voz alzando una enorme jarra afuera de una taberna por la que pasaron en su camino.
Jens lo miró esperando alguna reacción por parte de Kadir al escuchar esto, pero este ni siquiera pestañeó. Solo siguió su camino como si nadie hubiera dicho nada.
Al entrar al castillo fueron recibidos de manera solemne por un mayordomo y un gran grupo de sirvientes que los escoltaron dentro del lugar. Kadir se escabulló, quería explorar primero cual era el ambiente de la fiesta y sus asistentes. Sabía que su padre se enfadaría y ya lidiaría con Jens luego, pero no se sentía capaz de controlar sus emociones si entraba sin prepararse a un evento como este.
Siguió hasta el jardín interior guiado por el sonido de la música, las risas y las conversaciones. Escondido tras una columna podía ver a los invitados conversando de manera amigable, los niños corrían de un lado a otro en un alegre bullicio. Se fijó en ellos mientras su curiosidad comenzaba a crecer acerca de como luciría su pequeña prometida. Sabía que era rubia, pues recordaba su cabello dorado del par de veces que la había visto antes, siempre de lejos. La familia de Kadir siempre había estado lejos de todo tipo de eventos sociales y de la nobleza por motivos que desconocía. Incluso vivían en el extremo oeste del país, una zona bastante peligrosa en cuanto ataques de monstruos. Realmente agradecía no tener que asistir a enormes fiestas como esta, preferiría enfrentar una horda de monstruos, era más complicado el tener que controlar su temperamento y tener que actuar como un joven caballero lo presionaba bastante.
Habían al menos tres niñas rubias que entraban y salían de su campo de visión corriendo por el lugar. Se giró, pegó su espalda a la columna y echó la cabeza hacia atrás lanzando un largo suspiro. Bajó la vista de repente al sentirse observado por alguien. Unos grandes ojos violeta lo miraban con curiosidad, la niña de hermoso cabello dorado recogido en dos largas coletas atadas con grandes lazos, uno de los cuales estaba deshecho, tenía toda su atención puesta en él. Su vestido púrpura combinaba con su mirada y su rostro tenía un aire angelical, en sus manos traía una corona de flores mal hecha y sus pies, sus pies estaban descalzos. Su curiosidad despertó de repente ¿Quién era esta niña que en vez de jugar se escondía al igual que él? ¿Qué padres le permitirían a una niña andar en semejante facha en la fiesta de compromiso de alguien tan importante? Siempre había estado aislado de este tipo de eventos sociales pero conocía la etiqueta básica para comportarse correctamente.
Kadir tragó en seco, aún con su corta estatura, la intensidad de esos ojos era enorme. Se sentía incómodo, como si pudiera ver a través de él.
- ¿Eres un invitado de la fiesta? – preguntó sin rodeos encarándolo con la seriedad de un adulto
- Algo así – respondio Kadir debatiéndose entre ir a donde estaban los otros invitados o quedarse aquí, no le gustaban los niños, tenía dos hermanas menores y había agotado su paciencia con ellas mucho tiempo atrás
- ¿Eres un caballero? – preguntó la niña sin dejar de mirarlo mientras Kadir asentía por toda respuesta - ¿Eres fuerte?
Kadir sonrió irónicamente, definitivamente era más que fuerte.
- ¿Serías mi caballero?
- ¿Para qué una pequeña como tú necesitaría un caballero fuerte? – preguntó Kadir a su vez sorprendido con la súbita pregunta de la niña.
Ella bajó la vista apretando la corona de flores, al parecer no quería responderle. Algo parecía rondar su cabeza infantil causando un conflicto entre sus acciones y sus palabras. Kadir comprendía muy bien este tipo de sentimientos. Suspiró derrotado, hincó una rodilla en el suelo y le extendió su mano siguiéndole la corriente en lo que pensó sería parte de un juego de niños.
- Sería un honor servirle mi dama – dijo con una sonrisa – mi espada y mi vida le pertenecen, lo juro como caballero a su servicio.
La niña lo miró sorprendida, sus mejillas se habían tornado de un suave color rosa. Sonrió y con la naturalidad digna de una joven señorita extendió su mano, permitiendo que él la tomara y la besara en el mayor gesto de respeto que un caballero podía mostrarle a una dama.
- Si lo dices en serio, será un placer tenerte bajo mi servicio – dijo la niña lanzándole una mirada pícara que lo sorprendió. Sus ojos violeta lo veían con atención, de repente emanaban un aire maduro, como si se tratara de alguien mayor dentro de este pequeño cuerpo, como una mujer en miniatura. Lo había atrapado, sabía que no estaba hablando en serio antes cuando había hecho el juramento.
- Me gustas – dijo la niña riendo divertida al ver la expresión de confusión en la cara de Kadir mientras le colocaba la corona de flores en la cabeza – mi padre dice que me casaré con el futuro gran caballero del reino, alguien que podría convertirse en el general de los caballeros reales, algo que no me importa en absoluto – Kadir la miró sorprendido, sonaba como alguien mayor al hablar – no es el rango si no la persona lo mas importante, así que decidí que si no me gusta huiré contigo ¿Acaso ese no es tu trabajo? – preguntó la niña viendo la mirada de total asombro en la cara de Kadir ante tal declaración – Los caballeros deben salvar a las damas en peligro
- ¿Y quién salva a los caballeros en peligro? – preguntó alzando una ceja mientras se levantaba del suelo
- Los magos, así que cuando crezca seré una maga como mi padre – declaró la niña con decisión – así yo también podré protegerte si estás en peligro, haríamos un buen equipo ¿No crees?
- Eso lo veremos – rió Kadir divertido
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Destinada a renacer
FantasiaDespertó en el cuerpo de alguien más, tenía una segunda oportunidad de vivir en un mundo lleno de magia y hermosos castillos. Pero sus esperanzas de una larga y tranquila vida son destrozadas de inmediato por su oscuro destino. Ahora es Aylah, l...