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A n t o i n e
Recuerdo que mis nervios estaban de punta, hace tiempo no sentía una sensación como esta.
Estaba a nada de ser padre.
Cuando me dijeron que ya era hora de entrar a labores de parto, creo que me asuste más que Brianda. Ella parecía serena, solamente se quejaba por el dolor, pero nunca se mostró nerviosa o asustada.
Nos trasladaron a la sala donde se llevaría a cabo, yo estaba grabando este momento tan importante para ambos. A pesar de haber pasado tres veces por esta situación, cada una era distinta, pero muy especial.
Con una mano sostenía la Cámara y con la otra, la mano de la madre de mi cuarto hijo.
Estaba allí, dando ánimos y alentando a que no se diera por vencida. Estuvimos así por varios minutos hasta que el llanto de nuestro pequeño, inundó la sala.
Inmediatamente sonreí, sintiendo como mis lágrimas se hacían presentes. Brianda estaba de la misma manera, llorando de emoción, más cuando vimos cómo cortaban el cordón umbilical para poder limpiarlo un poco.
Me incline hacia ella besando su frente, susurrando lo valiente que era por haber traído al mundo a nuestro hijo.
Cuando nos trajeron a nuestro bebé y lo pusieron en el pecho de Brianda, fue el momento más especial. Ella le sonrió con ternura, dándole la bienvenida a nuestra vida.
Lo admiramos con mucho amor por un buen rato hasta que era momento de llevarlo a descansar. Brianda no quería hacerlo, pero era por el bien de ambos.
Más tarde, a ella la llevaron a su habitación y yo estaba en la sala de espera junto a mi familia. Ellos aún se preguntaban la razón por la que mi relación terminó repentinamente, pero se rindieron cuando nunca les dije la razón.
Obviamente les compartí que nuevamente sería padre, por lo que no dudaron ni poquito en querer venir a otro país para conocer al nuevo Griezmann. Por que si, Brianda se negó a que el niño naciera fuera de México.
No le reclame en absoluto, ella era quien estaba sufriendo con todo el proceso de llevarlo en su vientre, así que se hizo todo lo que ella quería.
Nos avisaron que podíamos pasar a verla, así que fuimos de inmediato. Rápidamente su habitación estaba llena por sus padres, sus amigos y mi familia.
