Todo lo que Catra y Adora habían vivido con Luana hacía dieciocho años adquiere un nuevo significado. El sufrimiento por el que habían pasado aumenta después de enterarse que Diore, la hermana gemela de Luana, estuvo todo este tiempo cautiva a manos...
Un año había transcurrido desde el regreso de Diore, para todos adaptarse a la existencia de dos She-Ras no fue sencillo, sobre todo ya que tanto Diore como Luana eran polos completamente opuestos, y que estuvieran de acuerdo en las situaciones llevaba una gran cantidad de tiempo y paciencia.
A pesar de que los problemas en Etheria prácticamente eran nulos, aún había pequeñas tareas "peligrosas" para las que eran requeridas, como librarse de alguna plaga o acabar con enormes incendios; sin embargo, a pesar de ello, ambas encontraban la manera de salvar el día, tal y como su madre les había mostrado.
—¡Esto es imposible! —bramó Diore.
Lanzó el corbatín al otro lado de la habitación. Luana lo tomó del suelo y se acercó hasta ella con una sonrisa burlona de oreja a oreja.
—Es que se supone que vaya en el cuello —dijo y lo acomodó sobre la camisa de la menor—. Y lo estabas poniendo al revés.
Diore soltó un bufido y se colocó el saco a juego, llevaba un smoking azul marino con una camisa blanca y un corbatín, mientras lo acomodaba sobre su cuerpo no podía evitar analizar su reflejo una y otra vez, dando vueltas de un lado al otro frente al espejo.
—¿Puedo saber por qué esta vez decidiste vestirte así? —preguntó Luana, señalándole de pies a cabeza.
—Bueno, es el cumpleaños número diecisiete de Selene —respondió Diore, al ver lo poco convencida que estaba Luana, añadió—, en Mystacor.
Claro, en esta ocasión la tía abuela Casta había propuesto celebrar el cumpleaños de Selene en el palacio de Mystacor ya que era "una ocasión especial", pero Luana estaba bastante segura de que en realidad lo que la mujer deseaba era ponerse al tanto de todo lo sucedido en Etheria y conocer a Diore personalmente.
Por la mente de Luana sólo pasaron un montón de recuerdos de lo alegre que estaba Selene por ir a Mystacor, hacía años que no veía a su tía y Luana había ido en muy pocas ocasiones antes de hacer su viaje fuera de Etheria con sus madres. Una sonrisa fugaz surcó el rostro de la joven, la alegría de Selene le resultaba contagiosa, no podía evitar amar verla feliz, sólo por eso ignoraba las verdaderas intenciones de la tía Casta.
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Si bien era evidente que Catra y Adora trataban de evitar aquella ciudad por los malos recuerdos, sabían que el enorme conocimiento sobre la magia etheriana que Víctor había adquirido en sus años escondido en Mystacor no había sido culpa de los habitantes del lugar, y ahora que ya no estaban ni él ni Lilith, era momento de superar sus miedos.
Luana se acercó hasta su hermana y con una sonrisa traviesa se colocó a su espalda, mirándola a la cara a través del espejo.
—¿No será porque "cierta" chica linda vendrá por primera vez a la fiesta? —sonrió burlona.
Completamente sonrojada, Diore se alejó bruscamente de Luana. El rubor le recorrió hasta la punta de las orejas, jamás se había sentido de esa manera, toda la vida había sido entrenada para no tener ninguna clase de emoción, mucho menos un vínculo afectivo. Estaba muerta de miedo.
