Constelaciones tatuadas en tu rostro.

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-Gracias por la comida, estuvo exquisita

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-Gracias por la comida, estuvo exquisita.

-Me alegra que te haya gustado. -comenta tomando los platillos y cubiertos para colocarlos en el lavaplatos.

-Déjame, te ayudo.

-Tranquilo, no te preocupes. -responde y da comienzo a la limpieza de los mismos.

-Oye... -se ubica a su lado. -Fue mucha casualidad. -ríe. -Cuándo estaba en el trabajo, mi mente no hacía más que pensar en un platillo de jjimdak. Hace bastante no disfrutaba de el.

-Es de los mejores platillos que pueden existir.

-Es mi segundo favorito. El primero es el...

-¿El kimbap?. -pregunta arqueando una ceja, sonrientemente.

-¿Cómo sabes?

Hyunjin toma uno de los pañuelos de la cocina y seca sus manos con este.

-Tienes cara de ser adepto al kimbap. -se encoge de hombros y ríe. -Como sea... vamos a mi habitación, allí están situados mis libros.

Sin más decir, Hyunjin se aleja del pecoso dirigiéndose a mencionado lugar. Felix lo observa por unos segundos, un poco extrañado. Más sin embargo, decide dejarlo estar. Sacude su cabeza saliendo de sus pensamientos y persigue al pelinegro altivo.

Al entrar a la habitación... sus ojos rápidamente aterrizan en aquel estante de metal....

Sí, un estante de color negro y bastante espacioso se encontraban frente a ellos. El mismo, estaba repleto de exitosos libros de diferentes respetables poetas. Los colores de cada libro le daban vida al anaquel, logrando así que se le viera aún más llamativo. Realmente, su tamaño era bastante considerable. En este, no cabía ni un libro más.

-Vaya... -ríe. -No mentías cuando dijiste que me superabas en libros. -destaca el pecoso en medio de un leve acezo.

Hyunjin sonríe apreciando su anaquel satisfecho. Aunque por supuesto, eso no descartaba el hecho de desear adquirir más libros.

-Aún estoy en planes de obtener más.

-Tendrás que comprar otro anaquel.

-Lo se. -ríe. -¿Los conoces todos? -interpela, concentrado en el rubio.

-No. Hay varios de aquí que ni si quiera sabía de su existencia. -informa acercándose al estante, observando los libros aún más de cerca. -Santo cielo... Esto es el paraíso mismo. -sonríe.

-Me la he pasado de librería en librería buscando todos aquellos de mi interés. De a poco, los he podido conseguir. Aunque aún me faltan varios.

-¡Tienes el libro de Sylvia Plath! "Ariel". -exclama ignorando el comentario reciente del pelinegro, a causa de la emoción. -Estuve buscándolo por casi todas las librerías de la ciudad y nunca pude dar con el. ¡Qué celos siento! -toma el libro del estante con gran entusiasmo.

Entre versos de terciopelo. (Hyunlix)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora