One-shot

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Miguel se consideraba así mismo un genio; una persona brillante y exitosa.

No pretendía ser arrogante, los hechos hablaban por sí mismos y respaldaban lo que decía.

Desde niño demostró tener un coeficiente intelectual superior a los niños de su edad, por lo que sus padres lo mandaron a una escuela para chicos superdotados. A los 17 años estaba terminando la secundaria y ya contaba con una beca completa para estudiar en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), donde obtuvo su título de ingeniero genético a los 21 años. Mientras era pasante en Alchemax, una de las más grandes multinacionales de América, realizo su doctorado en la universidad de California la cual contaba con un gran programa de posgrado sobre la biología del desarrollo y genética.

Con 23 años Miguel O'Hara ya contaba con un título universitario, un doctorado y era un científico investigador en una de las empresas más importantes del país.

Por lo que no estaba siendo presuntuoso al llamarse a sí mismo un genio.

Por recomendación de sus colegas, para enriquecer su perfil profesional, decidió tomar el cargo de maestro de biología en un prestigioso colegio para jóvenes genios; el mismo en el que había estudiado durante sus años de adolescencia.

A pesar de tener a penas 24 años, casi recién cumplidos, contaba con el respeto y admiración tanto de sus alumnos como de sus colegas debido a sus logros académicos.

Miguel como maestro era alguien estricto y exigente con sus alumnos, un ejemplo claro de esto era cuando se trataba del comportamiento permitido en el salón de clases.

Como ahora, que había humillado a uno de sus estudiantes por su comportamiento irrespetuoso y arrogante cuando le llamo la atención. Ese alumno era Harry Osborn, que, si bien era listo le faltaba mucho para igualar al moreno y aun así se daba el lujo no solo de no prestar atención a su clase, sino que trato de dejarlo en vergüenza usando algo tan banal como su dinero, estatus y supuesta inteligencia.

El mexicano no tardo ni dos minutos de bajarlo de su nube, dejándolo como un ignorante en la materia y un niño mimado y berrinchudo.

Así termino su clase.

Miguel se encarga de borrar la pizarra a la vez que sus alumnos salían del aula. No importa cuánto lo admiren sus estudiantes, ninguno podía evitar salir del aula apenas terminaba la materia, en especial ahora que harían correr el chisme de lo que pasó.

Bueno... Excepto uno...

Escucha unos pasos acercarse a su escritorio, no necesita girarse a ver quién era. Miguel a estas alturas conocía perfectamente a la persona detrás de esas pisadas.

- La clase termino Parker. - dice sin voltear a verlo. -

- ¿Era necesario ser tan cruel Profesor O'Hara? -

Miguel se gira, delante de él estaba uno de sus mejores alumnos, Peter B. Parker. El joven castaño era brillante y agradable, con tan solo 16 años ya estaba haciendo prácticas en Oscorp y varios reclutadores de universidades le habían echado el ojo e incluso se pusieron en contacto con el adolescente, por lo que sus estudios superiores no serían un problema.

Alguien así podría debatirle algo en clase, no Osborn.

- ¿Me va a decir como corregir a mis alumnos Parker? - se inclina un poco hacia el joven. -

Cualquier otra persona se sentiría intimidado con eso, no solo por la fuerza que emanaba la presencia del pelinegro, sino porque este media como dos metros. Fácilmente le pasaba con 20 centímetros de alto.

Dear teacher~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora