Espina de Rosas🌹 {TERMINADA}

CAPÍTULO 20

Sorbo de mi café mientras escucho el parloteo de Nicole que, está sentada con su mamá y el pequeño Benjamín. El niño es una réplica de su madre. Dice palabras, pero que solo Sofía entiende.

Nada más estamos los cuatro. Al parecer, Nancy no quiere compartir la mesa conmigo.

Como si me importara.

¿Tristán?

A él, no lo he visto desde ayer.

—Sé que, lo ocurrido ayer con mi padre son las consecuencias de sus malos manejos —dice Sofía sacándome de mis pensamientos.

—¿No crees que tengo la culpa? —inquiero dejando la taza a un lado.

Niega.

—Me duele porque es mi papá. Pero no estoy ciega—su tono es sereno mientras habla —Hace un tiempo que sospecho de los malos manejos de mi padre.

—Es algo tan obvio que, no pude hacer nada para ocultarlo

—Buenos días—levanto la cabeza para ver a Tristán entrar. No me mira y solamente se concentra en sus sobrinos.

—¡Tío! ¿Hoy me llevarás al colegio?

Sofía y él intercambian una mirada.

—Si—dice este—Tu madre me pidió que te dejara en la puerta del colegio.

Sé que esto tiene que ver con Greg. Aplaudo que sean inteligentes y, tengan en cuenta que ese infeliz puede atacar a Sofía por medio de sus hijos.

—Cuando llegue a la oficina llamaré a mi abogado—anuncio mirando a Sofía.

—No necesitamos nada de ti—escupe Tristán.

—No estaba hablándote a ti—lo fulmino con la mirada.

Veo como su mandíbula se tensa y su mano se cierra en puño.

Me pongo de pie y, le brindo una sonrisa a los niños antes de salir del comedor. Mientras lo hago, siento la mirada de Tristán en mi espalda, pero no me vuelvo.

Las imágenes de nuestro encuentro aún están presentes y no me gusta lo que eso me hace sentir.

Mis botines negros hacen eco en el salón y cuando estoy por salir, escucho susurros. Así que, con sumo cuidado, me acero a la oficina donde Nancy se encierra.

La puerta está entre abierta y, veo a la mujer mirando de manera airada a su guardaespaldas.

—¡Quiero a esa maldita mujer tres metros bajo tierra! —Chilla encolerizada.

—No es tan fácil—dice en un suspiro este, alargando la mano y atrayéndola a su cuerpo —Vamos Nancy. Siempre hago lo que quieres, pero esta vez es más difícil—chasquea los labios—No es una mocosa y su padre—doy un paso hacia atrás ante la afirmación de Black.

—Sabes que por mi familia hago lo que sea—murmura esta.

—No me mientas—se ríe el hombre con una risa tenebrosa—Lo haces por el apellido Harrison.

Da un paso atrás y mira hacia la ventana, antes de clavar la mirada de nuevo en su amante.

—No voy a volver al hueco de donde salir, Black—escupe esta—Esta casa y el dinero que le queda al idiota de Roger son míos.

—La casa, no lo es más—le recuerda este.

—¡Odio a esa maldita mujer!

—Ahora, debemos ocuparnos de otro asunto—ella asiente.

—Desaparece a Greg.

¿Qué coño?

—Tengo un hombre sobre él.