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Hyungwon se aferra a las barandillas con el poco sentido común que le queda, se encuentra maldiciendo en la proa de aquel viejo barco, ha sido otro día pésimo sin nada de pesca, ríe amargo al recordar la estúpida leyenda que le contaba su abuela, sobre la supuesta maldición de la familia. Traga saliva amargo, lo que un día le perteneció a los Chae, los almacenes que levantaron el comercio en ese pueblo ahora solo eran tablas viejas a punto de la destrucción al lado del puerto.

La gente era una malagradecida, ese pueblo no hubiese tenido ningún progreso de no haber sido por su familia...

La noche amenaza con caer y su red aún se encuentra vacía, bufa molesto, da otro trago al whisky sin importar que queme su garganta, ni siquiera tiene ánimos de regresar a la costa para escuchar los reclamos y parloteos de su suegro.

El mar ruge alterado pues la luna comienza a asomarse, si era sincero, a Hyungwon le daba igual si se perdiese en medio del mar justo en ese momento...

Las olas descontrolan un poco su curso, se vuelve a aferrar a las barandillas, o se sostenía o dejaba ir aquella botella, misma que ha caído al mar al igual que un par de cajas viejas de madera.

Maldice por lo bajo, lo mejor sería regresar a cabina y ponerse seguro, pero un pensamiento invade su mente...

Si por la mañana corriese la noticia de un marinero desaparecido en medio de la bahía...

¿A alguien le importaría?

¿Dejaría de ser esclavo de esa familia?

¿Alguien lo buscaría?

Ríe amargo ante aquellas preguntas, él sabía la respuesta.

Nadie buscaría al bastardo de la familia Chae.

Con un nudo en la garganta camina hacia la cabina, sin embargo, un fuerte golpe en su cabeza lo desconcerta y acaba tirado sobre un costado del estribor...

—¿Qué demonios...?— cuando se incorpora logra ver aquella botella de whisky que estaba ingiriendo echa pedazos sobre la cubierta. Toca su cabeza en busca de alguna herida.

—¿Te hice daño?— Hyungwon parpadea un par de veces sin poder creer lo que está viendo. Había escuchado mil y una leyendas sobre estas criaturas, talla sus ojos buscando claridad ¿Tanto había tomado?

Sus piernas no le responden por lo cual solo consigue arrastrarse causando que un par de vidrios se entierren en sus manos, gruñe en dolor... La criatura frente a él lo mira curioso.

—Te he hecho daño— le dice, como si no fuese obvio. Hyungwon gime desesperado. 

Había escuchado que aquellas criaturas eran horrorosas y apestosas, que sus dientes eran afilados y desaliñados, sin embargo lo que sus ojos veían era probablemente la criatura más hermosa que había visto. Sus ojos eran rasgados, su nariz era fina y puntiaguda, su piel estaba adornada con un par de escamas verdes que brillaban a la luz de la luna...

De no ser por el par de branquias que se abren y contraen en el cuerpo del contrario, Hyungwon no creería lo que está viendo...

—La próxima vez no lances cosas al agua, por favor, ¿Si?— dice la criatura.

Hyungwon observa aquella larga cola a colores, aquella criatura se remueve por su barco, se arrastra con sus manos y aún no puede creer lo que ve... Quizás durante el día se había asoleado de más o se le pasó la mano con el whisky...

Alucinación o no, debía estar seguro...

De entre sus ropas saca su afilado cuchillo, tiembla un poco y su sangre se resbala por el mango del mismo, pero se aferra... esto, esto podría volverlo millonario.

En un rápido movimiento Hyungwon empuña aquel cuchillo, la criatura se retuerce rápidamente mientras ríe. Hyungwon mira el cuchillo perfectamente encajado en la cubierta dura de madera.

—Necesitaras más que eso para atraparme— se burla.

Hyungwon gruñe molesto. Su sangre corre por estribor, arde con la agua salina pero poco le importa.

—¿Sabes cuánto dinero me darían por ti?— por fin habla. Quizás si lograba levantar los almacenes del legado de su familia, incluso podría limpiar su apellido...

—¿Dinero?— pregunta desconcertado —Ah, oro...— dice. Hyungwon asiente.

—Son reales...— dice Hyungwon en ignorancia y asombro. La criatura se burla.

—Nadie te va a creer, solo serás otro marinero alcoholizado jurando haberme visto— se burla. Con ayuda de sus manos la criatura se desliza por la cubierta, Hyungwon recibe el impacto en su pecho. —Mañana vas a despertar y te vas a preguntar si soy real o si solo fui una alucinación de tu mente— le dice aquella criatura, con sus escurridizas manos le aleja un par de cabellos pegados a su frente —Mañana me vas a olvidar— le dice. Hyungwon lo tiene tan cerca, las escamas de la piel contraria lo raspan, pican y huele a mar.

Hyungwon traga saliva nervioso por la cercanía, probablemente iba a morir, según la leyenda de su abuela esa criatura lo atraparía entre sus aletas y lo endulzaria con su voz hasta que su barco se perdiese en la nada.

—¿Voy... Voy a morir?— le pregunta en un hilo de voz.

¿Realmente estaba listo para morir?

No es ese artista famoso que le prometió a su madre. Ni siquiera terminó de estudiar lo básico, fue un cobarde que no soportó las burlas y dejó la escuela. Sigue atrapado en aquel pueblo maloliente que odia a toda persona que lleve el apellido Chae. 

La criatura no dice nada, solo lo mira en silencio.

—No te haría daño— le dice.

Antes de que Hyungwon pudiera reaccionar el mar salpica indicando que la criatura ha vuelto a donde pertenece. Tan escurridizo que se alejó de Hyungwon tan rápido como llegó. El marinero se aferra a la barandilla tan rápido como puede sin embargo no logra ver nada.

—¡Hey!— grita desesperado —¡Oye!— si sigue inclinándose terminaría hundido en el agua... —¿Cómo te llamas?— grita tan fuerte como puede, su garganta arde al igual que sus manos.

A lo lejos pero aún perceptible para su campo visual observa aquella cabeza adornada de algas y cabellos castaños, desde esa distancia jura que le ha regalado una sonrisa...

—¡Kihyun!— le grita la criatura en regreso.

Hyungwon se desliza hasta terminar sobre la cubierta, toca su cabeza suspirando, vaya noche...

¿Kihyun?

Era un lindo nombre, si hacía un esfuerzo mental juraba haberlo escuchado en algún lado, para ser un nombre mitológico quizás era uno bastante común...

Después de romper varias reglas de su especie, Kihyun se ha alejado tan rápido como pudo, sabe que ha vuelto a traicionar a su gente y que si su abuelo se entera lo mataría.

Con ayuda de sus manos se reposa sobre aquellas rocas al costado de la isla, nadie iba a esa zona a esa hora por la alta marea... Suspira tranquilo, comprueba una vez más que lo que dicen sobre los humanos es cierto, solo buscan dinero y les tienen miedo...

Ese humano, lo había cautivado...

Y no en el buen sentido.

¿Realmente quería morir?

Llevaba rato observándolo, su mirada perdida en medio de la nada, no reflejaba ni siquiera el mar que los rodeaba.

Los humanos eran... Interesantes.

El humano tenía piernas, si fuese él iría a cualquier lado...

Suspira cansado. Debía volver a casa...

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⏰ Última actualización: Jul 20, 2023 ⏰

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Wish I Could Forget » hyungki [ one shot ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora