Capítulo 4. Una invitación difícil de rechazar
Rechino los dientes mientras me siento en el sofá individual, no logro apartar mi mirada asesina del lugar donde están mamá y Jerome con patéticas tacitas de té en sus manos y cuchichean como viejas chismosas.
- ¿Hace cuánto que están juntos? -pregunta ella y mis orejas se ponen rojas.
-Pues... Seis meses -sus ojos azul grisáceo se conectan con los míos y por un momento olvido que me enfadé -. ¿Ella no le dijo?
-Ni una palabra.
Jerome pone una expresión de indignación al mirarme. Está haciendo teatro, el maldito está actuando muy, muy mal.
-Bomboncito, ¿Cómo pudiste?
- ¿Bomboncito? -repito en voz baja.
¿Y él qué se fumó?
Lo sabía, el té es droga. Por eso la tía Lily comenzó a beberlo tanto últimamente.
-Dime, yernito -mamá se acomoda y tiene una sonrisa que me hace pensar que es el diablo haciéndome sufrir y disfrutando eso-. ¿Cómo es que pasaste de ser El idiota Collingwood a bomboncito? -me mira, admirando mis ojos llenos de pánico-. Oh si, aún recuerdo que ella se quejaba de ti.
Una sonrisa aparece en su rostro, y se ven tan atractivo... ¡Despierta Marlee! ¡No te dejes llevar por sus encantos del demonio!
-Yo también quiero saberlo -tío Albus se cruza de brazos, ofendido -. Porque en un principio no me informaron.
-Bueno... -él me mira, por un segundo llego a tener la esperanza de que no lo cuente y se escuse con que ya debe irse, pero no, mi novio me odia-. Su hija fue difícil de cortejar.
Suelto un quejido y me hundo en el sofá cerrando los ojos.
- ¿Ah, sí? -ríe mamá.
-Pues sí, me golpeaba, ¿Sabe? Y con fuerza.
Sonreí recordando la vez que le eché un diente de un golpe, tuvo suerte de que sea su último diente de leche, aquella vez yo estaba tan furiosa que siquiera pensé en las consecuencias de golpearlo así.
Terminé en la dirección para luego tener un castigo de un mes.
Oh si, luego me aseguré de no volver a golpearlo... en público.
-Pero terminó cediendo al final, fue un día a mi habitación, no se como lo logró, puede que sea real eso del amor todo lo puede, tocó mi puerta hasta que la abrí, luego simplemente gritó a los cuatro vientos que me amaba...
Mi boca se abrió aún más a cada palabra. Miles de formas torturadoras de matarlo cruzaban mi mente.
Mamá tenía una mano en el pecho, observando con sorpresa el rostro serio de Jerome, que poco a poco dejo salir una sonrisa traviesa.
-Bromeo, ella es demasiado orgullosa como para hacer eso.
Y entonces mamá rió. Observé a tío Albus, él poco a poco cedió a una sonrisa. Tío Nico se inclinó hacia mi y susurró.
-Ya los está comprando.
-Lo se -dije entredientes-. Él es especialista en ello.
Jerome no es de los chicos payasos, él más bien sería de los ricos, sabelotodo y engreídos. Pero eso si, cuando quiere tener a una persona de su lado, hace hasta lo imposible.
Pasaron un buen rato hablando sobre mi como si yo no estuviese presente, pero bien que estaban al tanto de mi presencia, porque se volteaban a mirarme sonriendo, disfrutaban verme irritada y avergonzada. Tío Nico era el único que no había abierto la boca para soltar una anécdota resaltando mi escasa capacidad de pensar antes de actuar.
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Solo soy una Greengrass. (SSG)
أدب الهواةMarlee Potter, definirla en una frase es simple. Ella es el fin, y el inicio.