Capítulo 11

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Freen ahogó un bostezo tras su mano mientras observaba a los invitados arremolinarse en torno al pastel que partía su madre en el centro del salón. Estaba sentada en el sofá con las piernas extendidas, hundida entre los cojines y con tanto sueño que apenas podía creer que hubiera sobrevivido al camino de regreso desde el aeropuerto.

Entre la euforia por lo sucedido con Rebecca y la reticencia a dejarla ir después, despedirse antes de que la actriz pasara por el control de seguridad hacia la sala de abordaje, se había sentido como ser arrancada de golpe de la pequeña realidad alterna en la que se había adentrado la semana anterior, para instalarse de nuevo en el mundo real. Y aunque ahí, en medio de la fiesta de cumpleaños de su madre y rodeada de personas a las que apreciaba sinceramente, ese mundo aún se sentía amable, Freen sabía que probablemente no sería igual al volver a Bangkok.

La fotógrafa se hundió un poco más en la comodidad que la envolvía e hizo un recuento mental de su situación. En algún momento, que ella sospechaba, había sido desde el primer cruce de miradas, se había sentido atraída hacia la actriz. Luego, en algún momento posterior, y aun estaba agradeciendo a cada dios que conocía por ello, Rebecca le había correspondido. Lo siguiente era un ascenso continuo de recuerdos de su viaje que aceleraban su corazón, y que culminaban con ellas dos, de pie frente al lago, unidas en aquel primer beso.

Una sonrisa idiota se formó en su rostro al tiempo que acercaba las yemas de los dedos hacia sus labios, ligeramente inflamados. La necesidad de contacto que habían experimentado había sido tan intensa, que las había tomado por sorpresa, haciendo imposible poder parar, pues ninguna de las dos estaba dispuesta a desperdiciar un solo minuto del escaso tiempo que aún tenían antes de emprender el viaje de regreso.

—Ey Freen —llamó Heng agitando su mano frente a la fotógrafa, quien finalmente reaccionó para apartarlo.

—Hey, ¿qué pasa? —preguntó.

—Hoy estas particularmente distraída —anotó el muchacho sentándose a su lado. —No voy a preguntar que ocupa tus pensamientos porque eso es bastante obvio —Freen se ruborizó ligeramente, —así que, ¿cómo terminó todo con Rebecca anoche? —preguntó, disimulando sin éxito cierta nota de picardía en su voz.

—Alto ahí —exclamó Irin que se acercaba hacia ellos, sosteniendo dos platos de pastel para tenderle uno a Heng. —Lo siento Freen, no traje pastel para ti porque sé que no te gusta pero, ¿quieres algo más? —la fotógrafa negó con la cabeza y su amiga tomó asiento en el sillón frente a ellos, llevándose a la boca una cucharada de postre. —Bien. Continúen entonces. Yo también quiero escuchar esa historia.

Freen hizo rodar los ojos y suspiró antes de comenzar a hablar.

—No hay mucho que contar —dijo encogiéndose de hombros. —Después de su muy discreta huida —sus amigos rieron por la ironía imprimida a esa frase, —Rebecca y yo... nos besamos.

Heng e Irin la miraron expectantes esperando a que continuara hablando pero, cuando no hubo nada más, sus rostros cambiaron a una expresión confundida.

—Y... ¿después de eso? —preguntó Irin con curiosidad.

Freen los miró alternadamente.

—Después de eso, nada.

La fotógrafa casi se echa a reír al ver la expresión de decepción en el rostro de sus amigos. Igual a dos niños que han sido privados de la diversión.

—¿Me estás diciendo que después del beso no pasó... nada más? —inquirió Heng con escepticismo. —¿Es en serio?

—Es justo lo que dije —confirmó Freen aclarandose la garganta y lanzándole una mirada de advertencia para que bajara la voz. —Volvimos al auto, charlamos y la llevé al aeropuerto. ¿Qué hay de extraño en eso?

Spotlight | FreenBecky Donde viven las historias. Descúbrelo ahora