Aclaración: Está será otra historia corta que contará con pocos capítulos.
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Muchos pensarían que como Kazekage, Gaara tenía una vida llena de lujos y muchos beneficios para sí mismo. Pero la realidad era muy diferente a todo lo que su gente pudiera pensar de él, su vida solo se basaba en trabajar duro día y noche para mantener a su pueblo seguro.
Desde que había ascendido a su puesto actual solo se había enfocado en el trabajo, después de todo era lo único que podía hacer por el momento. Aunque en algunas ocasiones se permitía divagar entre sus pensamientos.
Después de la guerra habían llegado a una era llena de paz en donde las aldeas no tenían conflictos entre ellas. Planeaban que permaneciera de esa manera para siempre.
El pelirrojo salió de sus pensamientos cuando comenzó la reunión con su consejo, un rato después de que comenzaron con las discusiones sobre las situaciones de la aldea algo en específico hizo que el Kazekage quedara atónito.
— ¿Compromiso? — repitió un Gaara confundido lo dicho por uno de los ancianos.
El anciano asintió en respuesta.
— Así es, después de la guerra acordamos una alianza con Konoha — explicó una anciana.
— Escogimos una esposa para usted — soltó otro anciano.
— Si queremos asegurar el bienestar de nuestra aldea debemos hacerlo, además de que nos aseguramos de que fuera una mujer especial para que sus herederos sean fuertes — agregó otro anciano del consejo.
El pelirrojo estaba aún atónito, es cierto que sabía lo que conllevaba su puesto actual pero un matrimonio arreglado era otra cosa. Claro que no se opondría, al menos no por el momento.
Primero debería considerarlo bien, no era algo que tomar a la ligera, después de todo se trataba de la persona que pasaría el resto de su vida junto a él y que por supuesto tendría sus hijos.
Era algo que debía pensar sabiamente.
— No debe preocuparse Kazekage-sama, la persona que escogimos ya la conoce — habló una de las ancianas en un tono amable.
De todo el consejo ella era la única que le inspiraba confianza, podía admitir que era la única persona amable y con nobles intenciones hacía la aldea.
— ¿Quien es? — se atrevió a preguntar el joven.
La curiosidad brotando de su ser.
— Eso es una sorpresa — le dijo la amable anciana con una dulce sonrisa.
Luego de la reunión y que todos se marcharán a sus hogares.
El Kazekage se permitió relajarse mientras tomaba un agradable baño, llenó la tina y sumergió su cuerpo sintiendo como la tensión de sus músculos cansados desaparecía lentamente ante su relajación.
Tenía muchas cosas en que pensar.
Su actual situación era complicada, como Kazekage sabía bien que tenía un deber que cumplir, pero como Gaara se sentía confundido.
Ciertamente nunca se había planteado algo como un matrimonio y mucho menos tener hijos. Era algo que desde pequeño había visto muy lejos de su alcance, incapaz de creer que el podría merecer algo tan bueno como eso.
Incapaz de creer que alguien pudiera amarlo y siquiera desear pasar el resto de su vida con él.
¿Quizás esa misteriosa mujer lo amaría?
¿Ella querría unir su vida a la de él?
Tenía muchas incógnitas al respecto pero no cuestionaría por ahora, ya que la única anciana en la que confiaba le había asegurado que no debía preocuparse.
Ahora solo quedaba esperar ya que según la situación, era muy probable que viajara a Konoha muy pronto.
Ahora se preguntaba.
¿Quien sería su prometida?
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El día siguiente había sucedido justo lo que imaginaba, ahora se encontraba de camino hacía la aldea de la hoja. Fue una sorpresa cuando sus hermanos se unieron a él en el camino, ambos con unas miradas cómplices que le parecieron bastante extrañas.
— ¿Ustedes saben quien es? — preguntó el pelirrojo dirigiendo su mirada a sus hermanos.
Ambos compartieron otra mirada llena de complicidad.
Era claro que ellos estaban más informados que él, cosa que era extraña ya que la autoridad absoluta en la aldea era él, por lo tanto debía estar más informado que ellos.
Además no parecían tener intenciones de decirle absolutamente nada, lo cuál despertaba aún más curiosidad en él pero su rostro no lo demostraría.
— Será una sorpresa hermanito — se burló Kankuro con una sonrisa ladeada.
— ¿Por que tanto misterio? — cuestionó el Kazekage.
— Tu relájate, verás que estarás muy feliz — esta vez habló su hermana con emoción, evadiendo por completo su pregunta.
El pelirrojo suspiró en derrota mientras continuaban su camino hasta Konoha, sería un largo camino mientras continuaba preguntándose...
