Advertencia: Este capítulo está directamente conectado con «Memories», la secuela de Daughter of the Night y «Million Reasons». Contiene spoilers.
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Fecha desconocida. Circa 1997.
Mayo, 1976.
Si examinaban todo a su alrededor, era fácil reconocer que se encontraban en el gran comedor de Hogwarts. La luz del sol entraba por las altas ventanas de la misma forma que siempre, pero el comedor lucía muy diferente. Las cuatro mesas de las casas habían sido reemplazadas por mesas más pequeñas, similares a los escritorios de las aulas regulares. Un enorme reloj de arena se encontraba frente a la mesa de los profesores y la pizarra junto a este leía «DEFENSA CONTRA LAS ARTES OSCURAS, TIMO».
Los alumnos de quinto año se encontraban encorvados sobre los escritorios, las plumas rasgando los pergaminos a diferentes velocidades. Algunos inclusive habían dejado de escribir, mirando al pergamino y al cielo con desesperación y la esperanza de que la respuesta correcta cayera de este.
Harry miraba a su alrededor buscando a alguien, posiblemente al dueño del recuerdo, mientras que Audra se tomó su tiempo para observar cientos de pequeños detalles que habían sido conservados intactos en el recuerdo.
—Audra, mira. Es Snape.
—¿Dónde?
Audra se giró para seguir la línea de visión de Harry y, efectivamente, encontró al que ahora era su profesor de pociones. A pesar de ser una versión veinte años más joven, el aspecto pálido, el cabello liso y grasiento y la nariz que estaba casi pegada al pergamino lo hacían perfectamente reconocible en cualquier ubicación... física o temporal. Era uno de los que movía con rapidez la pluma sobre el pergamino, conocía todas las respuestas. No se sorprendió pues, después del interrogatorio de Umbridge, había quedado más que claro para todos los alumnos que Snape había pedido el puesto como profesor de esa materia y «obviamente» había fallado.
En palabras de Ron, el golpe a la cabeza había valido la pena con tal de escuchar eso.
—¡Cinco minutos más!
Los dos se sobresaltaron al escuchar la voz del profesor Flitwick. Audra giró la cabeza con atención al darse cuenta que estaba pasando cerca de un muchacho que parecía de la edad de su hermano... y podía haber sido su hermano gemelo. Harry también parecía haberlo notado, porque se acercó hasta quedar frente a él.
Audra no pudo evitar pensar en que era como ver los dos lados del espejo a la vez, solo que sin espejo de por medio.
Eran idénticos, salvo porque James Potter tenía el cabello un poco más largo que Harry, las cejas más peinadas —aunque quizás esa era Audra y lo que Ron llamaba su «obsesión por peinar las cejas de los demás»— y la nariz un poco más larga, además de que llevaba anteojos cuadrados en lugar de redondos.
Audra se acercó un poco más, aunque todavía dándole cierto espacio a Harry.
James bostezó y se pasó la mano por el pelo, despeinándoselo todavía más. Revisó una vez más dónde estaba Flitwick antes de girarse hacia atrás. Un muchacho de cabello más largo todavía y ojos grises le hizo una seña de aprobación con el pulgar.
