Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villana

🪻Capítulo 25🪻

Vacilante, retrocedí un paso.

El sendero hecho de enredaderas del que tanto quería escapar, me pareció mejor opción que el tenebroso Palacio.

—¡Ah! —grité cuando me di la vuelta.

Unas extrañas enredaderas, que se retorcían con fuerza, ¡tomaron la forma de un hombre humano!

—¡Qué demonios! ¡No vengas! ¡N-No te acerques!

Era literalmente una quimera hecha de enredaderas que formaban la silueta de un hombre, pero sin ojos ni nariz.

La extraña silueta ladeó la cabeza y empezó a acercarse hacia mí.

—¡Ahhh! ¡No vengas! —grité con fuerza y corrí hacia el Palacio.

Sentí que pronto aparecería un fantasma de la nada o algo parecido en el interior del lúgubre Palacio, pero sería mejor que ese monstruo hecho de enredaderas.

Corrí rápidamente hacia el interior del Palacio, sin saber si empujé la puerta o cómo entré.

—... ¡Ufff!

Me recibió un interior lleno de sombras oscuras como el carbón y sin una sola vela encendida.

Suspiré con fuerza y miré hacia atrás.

—... ¿Qué?

Ya no estaba por ninguna parte la quimera hecha de enredaderas.

—Pensé que me estaba siguiendo... ¿Tal vez se está escondiendo?

Busqué apresuradamente en cada rincón de la oscura sala, pero no pude ver ninguna silueta extraña.

—Ufff, bien...

Respiré hondo y miré alrededor del Palacio donde el aire era tan frío que mi aliento se congeló.

Contemplando los pilares dorados, cuyo brillo se desvaneció por el polvo y algunas manchas desconocidas, y la anchura del techo, de una altura poco común, hacen que parezca un Palacio donde antes se alojó una persona de muy alta posición social.

Las enormes telas de araña colgadas por todo el enorme techo, la pintura de una mujer no identificada cuyo rostro ha sido terriblemente desgarrado y los muebles rotos que traqueteaban con el viento, hacían que pareciera una escena en la que podrían aparecer fantasmas en cualquier momento...

«Qué cambio de género tan repentino...»

Me lamenté y sollocé internamente por mi absurda situación.

Estaba claro que la quimera hecha de enredaderas debía estar afuera porque no me siguió hasta el interior, así que era mejor esconderme en el horripilante Palacio en lugar de salir.

—... Incluso si la evito ahora, ¿qué haré después? Por favor, espero que todo esto sea un sueño.

Caminé con cautela, con una mano sobre mi ansioso corazón.

—¡Ah! Maldición, casi me caigo.

Miré el suelo.

—¿Por qué está tan resbaladizo el suelo...? ¿... Hielo?

No podía ver bien porque estaba demasiado oscuro, pero todo el piso estaba cubierto de escarcha blanca.

Levanté lentamente la cabeza en dirección al enorme pasillo cubierto por la blanca escarcha y, al final, lo que vi fue una enorme puerta.

—...

De repente, recordé un cabello tan negro que parecía haber sido teñido por la oscuridad y un par de ojos azules que causaban escalofríos con solo mirarlos.