🪻Capítulo 48. Apellido perdido🪻

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En una noche oscura, el único sonido en el dormitorio era la respiración de una niña profundamente dormida.

El hombre que llevaba un rato mirando hacia el interior por una ventana en medio de la penumbra, se dio la vuelta lentamente.

—¿A dónde vas ahora?

¿Hace cuánto lo estuvo viendo?

Siorn miró con desaprobación al hombre que sin duda alguna intentaba desaparecer. Sin embargo, el hombre no contestó y solo inclinó su cabeza oculta por una capucha blanca.

—¿Qué te ocurre? ¿Por qué sigues intentando marcharte? —preguntó frustrado Siorn—. Meinhardt.

Meinhardt separó lentamente los labios ante su nombre que fluyó de la boca de Siorn.

—Me disculpo, Su Excelencia...

Lo único que volvió fue una disculpa.

Siorn miró a Meinhardt con sentimientos complicados y rememoró los recuerdos antes de rescatar a Edith.


—... Ha pasado mucho tiempo, Su Excelencia el Duque Bastevan.


Un niño del que no había visto ni la sombra en los últimos diez años apareció ante Siorn, como si fuera un sueño.


Después de mirarlo fijamente durante un rato y sin saber qué decir, Siorn abrió lentamente la boca con los ojos brillando ferozmente.

—¿Dónde demonios has estado todo este tiempo? ¿Por qué te fuiste sin decir ni una sola palabra...? Y, ¿por qué no siquiera apareciste cuando Mariette murió?

Todas las preguntas quedaron sin respuesta.

Entonces, Siorn se tragó el sentimiento de rabia, traición y duda e hizo una última pregunta.

—... ¿Por qué le informaste a Roderick Arne Heylian sobre la existencia de Edith?

En ese momento, Siorn no pudo ver que Meinhardt apretaba los puños con tanta fuerza que sus manos se volvieron blancas.

—Había una razón por la que tuve que hacerlo... Si solo respondo, no estará satisfecho.

Por un momento, Siorn estuvo a punto de no poder controlar su ira, pero se calmó cuando vio los ojos de Meinhardt debido a que mostraban que sus acciones no fueron por traición o por venganza.

—Ahora eso no importa. La señorita Edith fue secuestrada por el Rey de Nisha.

—... ¡Qué! ¡¿Secuestrada?! —exclamó Siorn, asombrado por la sorprendente noticia—. ¡¿De qué hablas?! ¡¿Es realmente cierto?! No, más importante que eso, ¿cómo sabes que Edith fue secuestrada?

Hizo numerosas preguntas, pero solo una respuesta llegó.

—¿Cree que le mentiría a Su Excelencia?

Siorn conocía la respuesta a esa pregunta mejor que nadie.

Meinhardt era un hombre que preferiría cerrar la boca y morderse la lengua en lugar de mentirle.

—... ¡Bien! ¡Te creeré! ¡A cambio, cuando todo esto se resuelva, te interrogaré detalladamente sobre qué demonios has estado haciendo todo este tiempo!

Nacida como la hija oculta del protagonista masculino y la villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora