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Beomgyu entró a su casa, tratando de ser muy silencioso para no molestar a ningún vecino, ya que era tarde y la madrugada estaba demasiado silenciosa

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Beomgyu entró a su casa, tratando de ser muy silencioso para no molestar a ningún vecino, ya que era tarde y la madrugada estaba demasiado silenciosa.

Había salido con sus amigos, queriendo salir del horrible estrés que le provocaba su hogar, pero no se fijó en la hora, y ahora se encontraba llegando a la una de la mañana.

Apenas entró y dejó su bolso en el perchero, observó que su marido estaba parado frente suyo, con los brazos cruzados y la mirada fija en él.

— ¿Dónde estabas? — le preguntó, alterado, mientras soltaba sus brazos y visualizaba esa mirada tan confundida del mayor.

— ¿Te debería de importar? — el menor frunció el ceño.

— Claro que me debería importar — el mayor rodó los ojos y cruzó sus brazos, colocándose en una posición cómoda para soportar el drama de su marido — estas no son horas de llegar.

— Soy un adulto, así que nadie me prohíbe llegar a mi casa a la hora que yo quiera.

— Estamos de madrugada — el menor se acercó al más bajo — por lo menos podías haberme llamado, estaba muy preocupado.

— Mira quién lo dice — el pelinegro desabrochó su abrigo marrón y lo colgó en el perchero.

— Amor... — cuando el menor intentó llevar sus manos a la cintura del contrario, este las quitó agresivamente.

— Sin contacto físico — el peligris suspiró y asintió — por lo menos yo no llegué a las tres de la mañana, y ebrio.

— Cariño, ya me disculpé — el más bajo cruzó sus brazos — créeme, no volverá a pasar.

— Ok, te creo, ¿me permites irme? — Taehyun asintió — muchísimas gracias.

Después de ello, se retiró de la escena, dejando a su marido solo en la sala, bastante afligido.

— Te amo — exclamó el menor, lo suficientemente fuerte para que el mayor lo escuchara.

— Sí, sí, yo también — respondió, desinteresado — ya no molestes.

Kang asintió y se acercó al sillón para sentarse allí, con la mirada alicaída y bastante llorosa.

Levantó su mirada hacia un pequeño cuadro que estaba situado en una mesa cerca al sofá, observándolo con una sonrisa. Traía una hermosa foto de ellos dos el día que se casaron, muy elegantes y cariñosos, abrazándose y dándose un beso tan tierno como aquellos que hace años no se daban y que de verdad extrañaba.

— Ojalá algún día me perdones, mi amor — el peligris se acostó en el sofá — no importa si necesitas toda una vida para hacerlo, yo te esperaré.

— Ojalá algún día me perdones, mi amor — el peligris se acostó en el sofá — no importa si necesitas toda una vida para hacerlo, yo te esperaré

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♡: [ 𝙍𝙚𝙫𝙚𝙣𝙜𝙚 ] ➯ 𝘛𝘢𝘦𝘨𝘺𝘶 𖡄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora