Un Amor Para Loona [Pausada]

Episodio III

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Esta historia ocurre justo después del segundo episodio de la segunda temporada de Helluva Boss. Todos los queridos personajes que aparecen son créditos de su talentosa autora Vivienne Medrano, exceptuando nuestro protagonista, Marco.

Cada capítulo que suba es una historia independiente y no forma parte del canon oficial de la serie.

NARRADOR (V.O.)

La puerta se cerró tras de sí y Marco miro su alrededor. Una cosa era segura: del anterior lugar era, con mucho, más grande y el más interesante. Cuando su vista pudo acostumbrarse a la luz de lugar se dio cuenta que estaba en un callejón. El chico aun incrédulo se dio un pellizco y sintió dolor al hacer presión. Realmente no era un sueño, eso fue lo que pensó. Lo primero que hizo después de eso fue levantar la mirada para poder ver mejor.

No muy lejos de ahí había una ciudad con edificios grises y algunas ventanas amarillas y, a veces, ventanas rosas. Algunos edificios también pueden ser de color rojo oscuro a veces también. El cielo era rojo, sin embargo, también tenía algunas nubes más oscuras.

Lo único que oía, además de sus pasos, era el sutil murmullo. El callejón se partía oblicuamente y Marco se acordó de un laberinto.

Marco: ¿Qué fue eso? -susurro.

Marco escucho. Era el sonido de un claxon. Llego hasta el inicio del callejón y vio ante unas criaturas bastante extrañas caminando por las calles de la ciudad. Estas criaturas eran de distintos tamaños y formas, cuyas características le recordaban al cuerpo humano, con la excepción de no tener orejas y, a veces, o también les faltaba la nariz.

Sin embargo, lo que más le impresiono es aquellas criaturas le prestaban muy poca o nada de atención. ¿Acaso no lo habían visto? Como en respuesta a su pregunta. Unas de esas criaturas choco contra él e hizo que cayera contra el suelo.

Criatura: Fíjate por donde vas, pulgoso-gruño y se alejó mientras murmuraba algo acerca de un concierto.

Marco: ¿Cómo me llamo? ¿Pulgoso? –pensó poniéndose de pie y lo vio alejarse-. Debe andar en sus días.

Y, aun así, aun así...Extrañado por las palabras de la criatura camino hasta un escaparate. Detrás del escaparate había una mano cortada puesta sobre un cojín, una baraja de cartas machada de sangre y un ojo d cristal que miraba fijamente. Unas mascaras de aspecto diabólico lanzaban miradas malévolas miradas desde lo alto. Marco se acercó aún más al escaparate y aun con el cristal estaba sucio y quebrado de una parte aun podía ver su reflejo.

Se sobresaltó. Un gran lobo gris le devolvió la mirada con una expresión de desconcierto en los ojos rojos e iris negros, que relucían en pelaje blanco platinado, con un hocico alargado. También su vestimenta había cambiado por una capucha negra y pantalones marrón.