Chapter 12: When She Became A Woman [PART 2]

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Hay momentos en la vida que parecen pasar como a cámara rápida, momentos de los que tan sólo puedes recordar flashazos de imágenes, quizá algún sonido. Normalmente esas son las ocasiones en las que más feliz te encuentras. Por otra parte, hay momentos que parecen pasar deliberadamente a cámara lenta, cuando tenemos miedo, tal vez o algo nos aburre en exceso. Cuando entré en casa todo fue muy rápido. Las imágenes del hall, mi madre besándonos la cara, de Liam sonriendo como un niño mimado y la música sonando en la radio. Pero cuando Rose apareció, todo pasó a ir a cámara lenta. Mejor dicho, se congeló el momento. Estaba apoyada contra el dintel del arco, mirándome de una forma en la que no me habían mirado jamás. Había crecido por lo menos un palmo, ahora parecía algo más delgada que antes, pero creo que sólo se había estilizado. Su falda de estampado tartán dejaba ver unas piernas larguísimas que terminaban en unas botas militares que habían sido hace tiempo mías. Su pelo, antes de un color parecido al mío, era negro como la tinta, y había endurecido los rasgos infantiles de mi hermana, pronunciando la altivez de sus pómulos y el arco de sus cejas. Y sus ojos, aquellos ojos azul intenso perfilados con negro se me clavaron en el alma. Casi podía sentirlos anclados en lo más profundo de mi ser, como si de tan sólo un vistazo pudiera ver de lleno mi interior. Era preciosa, una belleza que hacen que te gires para observarla. Y ahí estaba, sonriéndome con la sonrisa más bella del mundo. Hice ademán de ir hacia ella, pero Liam se me adelantó. Se abalanzó literalmente sobre ella, la levantó unos centímetros del suelo y le dio dos vueltas en el aire, hecho que hizo soltar a mi hermana una risa melódica que me estaba taladrando los oídos. Él sonreía como un idiota y le dio unos besos sonoros por la cara que ella se limpiaba inmediatamente después, entre risas y codazos. Siempre habían sido la extraña pareja, casi hechos el uno para el otro, aunque en aquella época no lo hubiera reconocido por nada del mundo.


Tras desembarazarse de Liam, caminó hacia mí con los brazos abiertos y una sonrisa que me desarmó totalmente. Quise abrazarla con todas mis fuerzas, pero lo cierto era que casi temía tocarla por miedo a que se desvaneciera en mis brazos, como si sólo fuera humo. Ella me abrazó con firmeza, escondió su rostro en mi cuello y dijo "bienvenido a casa". Hasta su voz parecía haber cambiado. Le devolví el abrazo y aspiré el aroma de su cabello a la vez que cerraba los ojos. Rose, mi Rose. Se separó de mí antes de lo que hubiera deseado y volvió al cuarto de estar, de donde salió otra voz.


- Ay, cielo, ¡qué delgado estás! - le decía mi madre a Liam, abriéndole la chaqueta y mirándolo con gravedad - ¿Has vuelto a comer sólo cereales otra vez?


Luego me miró a mí y chasqueó la lengua.


- Noel, tienes que cuidar a tu hermano ¿no ves que ha adelgazado mucho? – por supuesto no había perdido ni un solo kilo – Esas giras vuestras... debería ir con vosotros para cocinaros algo decente.


- A mí me gustaría mucho que vinieras, mami – dijo Liam abrazándola – pero Noel dice que no quiere que vengas para poder llevarse chicas a la habitación.


- ¡Oh, cállate! – exclamé frunciendo el ceño y dejando la mochila en el suelo.


Lo último que necesitaba era volver a las gilipolleces de niño pequeño de Liam. Me dirigí al salón, sintiendo algo de curiosidad por quién estaba ahí con Rose y entonces lo vi. Marc Donovan tendría por aquel entonces unos dieciocho o diecinueve años, había crecido un buen palmo y había musculado sus brazos. Se había puesto uno de esos pendientes que quería ponerse Liam, de aro, que estaban tanto de moda. Era un chaval atractivo, y el casco de la mesita de té confirmaba que a moto de afuera era suya. Se levantó en cuanto me vio y esbozó una sonrisa de lado.


- Hey, ¿qué tal? – dijo estrechándome la mano – Bienvenido a casa.


¿Y quién coño es este niñato que me da la bienvenida a mi propia casa? Capullo. Le estreché la mano con más fuerza de la necesaria y me lo quedé mirando de forma severa. Noté mis cejas tan juntas que casi se tocan, y la cara del chico cambió por completo, poniendo gesto de acojonado. Sonreí. Al cabo de un rato mamá sirvió té y magdalenas, ya que seguía insistiendo que nos venía muy delgados. Donovan se acabó pirando, supongo que porque no se dio cuenta de que no pintaba nada ahí, y dejó su asiento libre, pero Liam pasó a ocuparlo rápidamente. Él también miraba fijamente a Rose, pero más divertido que otra cosa.


- ¿Ese es tu novio? – preguntó Liam con una gran sonrisa.


- Si – contestó ella como si fuera lo más natural del mundo.


Ya me lo esperaba. Ya estaban medio juntos cuando nos habíamos ido hacía un par de años, así que no me extrañaba nada que lo hubieran hecho más serio. Liam sonrió  con satisfacción, como si le hubiera sacado un secreto inconfesable, pero a mí me estaba poniendo enfermo. Hablamos un rato más, preguntándole qué tal los estudios y todo lo banal que se nos iba ocurriendo. Liam se contentaba con jugar con su pelo, como si fuera lo más entretenido del mundo. Pregunté por Paul, que estaba trabajando y vendría a cenar más tarde. Por una parte no quería irme de la casa. Bueno, no quería seguir con en la misma habitación que Liam, y ya había tenido suficiente de los reproches de mamá por no comer bien. Me hubiera gustado llevar a Rose por ahí, a tomar una hamburguesa o algo, o simplemente subir a mi habitación y tirarnos en la cama y hablar. Pero también me moría por ver a Lousie. Es increíble cómo podía llegar a olvidarme de Lousie cada vez que pensaba o estaba en presencia de mi hermana. Había algo en su mirada que me asustaba, como el resquicio de una promesa de fatalidad que no tardaría en cumplirse. De repente llamaron a la puerta, y mi hermana se levantó de un brinco para ir a abrirla. Por ella entraron un par de chicas, la hermana de Dave Walcott, Mathilda, que había pegado el estirón y ya no era una chica regordeta, y una chica extremadamente delgada, del tipo de Kate Moss, con sonrisa de loca. Nos dijo que volvería para la cena, que iba a preparar algo especial. Las chicas sonrieron y desaparecieron unos instantes después. En cuanto se hubo ido noté como la habitación se había quedado como... vacía.


Apenas una hora más tarde me dirigí hacia el centro, donde vivía con Lousie. Le había dicho que estaría ahí sobre las cuatro y media y ya llegaba un poco tarde. Me sentía fatal por hacerla esperar, simplemente no podía aguantar sin verla ni un minuto más. "¡Já! Será desde hace poco, porque antes ni te acordabas de ella" Intenté apartar esa vocecilla de su cabeza y subió las estrechas escaleras de dos en dos. La luz verdosa del pasillo no se me hizo ni tan horrorosa al saber que al otro lado del pasillo estaría ella. Finalmente llegué al apartamento 86 y llamé con los nudillos repetidamente. Notaba mi corazón alborotarse con cada segundo que pasaba. ¿Estaría muy distinta? La puerta se abrió. Y apenas me dio tiempo a reaccionar, porque en el momento en que se abrió, una melena de pelo rubio ocupó todo mi campo de visión. Soltó un grito de emoción cerca de mi oído, pero no me importó. La abracé con fuerza, la levanté unos palmos en el aire y le di un par de vueltas antes de darle un beso intenso, ansioso y hambriento. Me separé un poco de ella, mirándola a la cara. Seguía exactamente igual, sus ojos achinados al sonreír y sus dientes pequeños y blancos. Olía igual, besaba igual. Ahí estaba la chica de mis sueños, dispuesta a mimarme todo lo que quisiera.

- Estás preciosa.


- No mientas – dijo ella sonriendo y poniendo los brazos en jarra – El trabajo nocturno me ha convertido en una mujer. Una mujer de verdad.


- No me digas – dije atraiéndola hacia mí, con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Ahora me vas a decir que has visto cosas que no podría imaginar?


- Oh, te lo aseguro – rió pasándome las manos por la nuca – Pero esta noche voy a hacerte cosas que no podrías imaginar.


Y aquella fue la primera noche de vuelta a casa. La primera noche de muchas en su apartamento. De noches sin pegar ojo, y de noches en las que no podía dejar de pensar en que ella se había convertido en una mujer.

(What's the Story) Morning Rose?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora