En un solo ser

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Zeus siempre había conocido el poder del amor. Lo había visto crecer entre sus propios hermanos y una vez, él mismo lo había sentido por una hermosa diosa, aunque terminó en angustia. Pero para Adán, el primer ser humano creado por Dios, era algo completamente nuevo, una emoción que incluso a Zeus le costaba entender.

Observó cómo Adán se acercaba a él, sus ojos muy abiertos y salvajes, su boca abierta en una súplica silenciosa. Zeus sintió que su corazón se hinchaba en su pecho, su cuerpo se tensó con anticipación. Sabía que a pesar de todo su poder, estaba indefenso ante la necesidad de Adán.

"Sí", dijo Zeus mientras se inclinaba hacia delante y capturaba los labios de Adán en un dulce beso. "Sí, mi amor."

Adán gimió y sus manos temblorosas agarraron los hombros de Zeus. Sintió su propio cuerpo estremecerse en respuesta y Zeus profundizó el beso, saboreando la dulzura de la boca de Adán y encendiendo un fuego dentro de él. Se sintió endurecerse y no quería nada más que sucumbir al placer que corría por sus venas.

Pero se alejó, su respiración pesada y su mente nadando en un mar de deseo. Quería que Adán entendiera que no se trataba de un mero acto físico, se trataba de amor y pasión y de mostrar su devoción por el hombre que había llegado a querer.

"Esta es una expresión de mi amor por ti", murmuró contra los labios de Adán.

Adán asintió con los ojos llenos de lágrimas contenidas y susurró: "Lo sé, lo sé".

Zeus sonrió y besó a Adán una vez más antes de guiarlo de regreso a la cama. Se movió lentamente, dándole tiempo a Adán para saborear cada toque y cada beso mientras los dos exploraban el cuerpo del otro. Su piel pareció derretirse la una con la otra y pronto no quedó nada más que el sonido de su respiración y el latido de sus corazones.

Se movían juntos en perfecta sincronía, sus cuerpos entrelazados en un abrazo eterno. Zeus nunca antes se había sentido tan vivo y tan enamorado. Podía sentir cada latido del corazón de Adán y mientras se llenaban de placer, Zeus supo que Adán era el indicado para él.

Amaba a Adán con cada fibra de su ser y no quería nada más que demostrarle cuánto le importaba. Acarició el rostro de Adán, sus manos suaves pero firmes, y besó cada centímetro de su cuerpo hasta que Adán se sintió abrumado por el placer. Zeus sintió crecer su propio placer hasta que no pudo contenerlo más y con un profundo gemido, se derramó dentro de Adán.

Por unos momentos, los dos yacían abrazados, con la respiración agitada y el corazón aún latiéndole en el pecho. Zeus miró a Adán y sonrió, un sentimiento de satisfacción se apoderó de él.

Los ojos de Adán estaban húmedos por las lágrimas pero sus labios se curvaron en una sonrisa satisfecha. Zeus besó su frente y susurró: "Te amo, Adán".

Adán sonrió y le susurró: "Lo sé, Zeus. Yo también te amo".

Y en ese momento, Zeus supo que había encontrado a su verdadero amor.

LLAMAS DEL EDÉN (ZEUS X ADÁN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora