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Aiden estaba terminando sus deberes como príncipe, revisando documentos en su amplia y bien iluminada oficina, cuando un golpe firme en la puerta lo interrumpió

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Aiden estaba terminando sus deberes como príncipe, revisando documentos en su amplia y bien iluminada oficina, cuando un golpe firme en la puerta lo interrumpió.

Adelante—dijo sin apartar la vista de los papeles.

Una criada apareció rápidamente, inclinándose con respeto ante él. —El duque Isaac Frederick desea una audiencia con su alteza, ¿permite que ingrese?

Aiden asintió, levantando la mirada de los documentos. —Déjalo pasar y haz que traigan bocadillos.

La muchacha reverenció de nuevo y se retiró con pasos silenciosos. Pocos momentos después, su amigo y fiel confidente, el duque Isaac Frederick, hizo su entrada. Al igual que la criada, Isaac reverenció ante Aiden con un respeto formal.

—Su alteza—saludó Isaac.

—Isaac, ¿qué te trae por aquí? —Aiden dejó de lado los documentos y dirigió toda su atención al joven duque, un destello de curiosidad en sus ojos.

—¿Acaso no puedo venir a visitarte sin motivo? —respondió Isaac con una sonrisa, aceptando la invitación de Aiden para tomar asiento.

Poco después, las criadas regresaron con una bandeja de té y una selección de bocadillos. Isaac no tardó en tomar uno de los delicados pastelillos, saboreándolo con evidente placer.

—Parece que solo vienes aquí a comer—dijo Aiden, observándolo con diversión.

—La comida del palacio no se compara con la del ducado—admitió Isaac, deleitándose con un bocado de tarta de manzana. —Además, tengo noticias sobre el prometido de la princesa Ariana.

Aiden se interesó de inmediato, llevando una fina taza de té a sus labios. —Cuéntame—exigió con voz calmada pero firme.

Isaac tomó un momento para elegir sus palabras cuidadosamente. —Como sabe, el duque ha estado viajando por muchos reinos—comenzó, y Aiden asintió, acostumbrado a la forma indirecta de hablar de su amigo. —Al parecer, ha desarrollado un gusto por las comidas exóticas y su estilo de vestir ha cambiado notablemente...

—Entonces, ¿me estás queriendo decir que el duque Crytear ha subido de peso y que se está vistiendo de una forma desaliñada? —Aiden resumió con precisión.

—Sí—confirmó Isaac, con un tono que sugería una mezcla de preocupación y desconcierto. 

Aiden contempló su taza de té, buscando una explicación más profunda. —No creo que el duque haga eso por voluntad propia. Tal vez sea obra de alguna droga.

Isaac detuvo sus movimientos, mirando a Aiden con incredulidad. —¿Droga?

—Sí, tal vez sea obra de algún poderoso mago oscuro. El duque no es tan tonto como para descuidarse de esa manera—explicó Aiden con seriedad.

𝐊𝐈𝐍𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora