Capítulo Único

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"Me cuidaba más allá de toda medida y me apreciaba en su corazón".

Zee Pruk corrió lo más rápido que sus largas piernas le permitían. Tenía un mal presentimiento desde que su celular vibró y el instructor de Nunew le notificara que se encontraba en problemas... de nuevo.
No era la primera, ni la segunda, ni mucho menos la tercera vez que pasaba esto. Era bastante común que Nunew se metiera en cualquier problema, ya sea en su clase de muay thai, en el supermercado y hasta con el anciano que vivía un departamento abajo de él; esto simplemente porque le desagradaba que lo miraran mal (según él); o que fueran demasiado amables, como había ocurrido en este caso.
Zee lo encontró tan pronto como había entrado al lugar donde Nunew tomaba clases de Muay Thai. Su instructor estaba a un lado de él junto con otro chico que tenía la cabeza gacha y jugaba con sus manos, algo avergonzado probablemente. Nunew como siempre tenía su frente arrugada mostrando el enojo y fastidio de estar ahí, a punto de recibir un regaño de Zee. Estaba acostumbrado pero no le gustaba que el mayor lo reprendiera como si fuera un niño que robó un dulce.

ᅳ¿Qué pasó? ᅳ preguntó Zee al hombre más viejo del lugar.

ᅳ¡Lo lamento mucho! ᅳ el chico que anteriormente tenía sus manos hechas puños gritó con lágrimas en sus ojos. Zee sabía que el pobre chico probablemente estaba apenado y no tenía la culpa de la actitud de Nunew ᅳ. ¡Yo... Yo realmente no sabía al principio nada pero después ellos... mis compañeros empezaron a gritar y no podía... No pude pelear más con él! ¡De verdad lo lamento!

Zee miró de nuevo al chico que juntaba sus manos en una plegaria. Suponía que era razonable su actitud en cuanto se enteró de los hechos. Todos reaccionaban de la misma forma; tristes, sorprendidos y sus rostros llenos de lástima. También comprendía mucho el porqué Nunew se comportaba así.

ᅳ¿Nunew te hizo eso? ᅳ apuntó su nariz que tenía una bandita blanca, se podía ver un poco de sangre en las narinas. El chico no respondió y entonces miró al entrenador asentir. Zee suspiró: ᅳ Hablaré con Nhu, gracias.

Nunew salió primero a pasos rápidos, Zee detrás de él sin ninguna intención de gritar que se detuviera. No tenía caso. El menor reconoció el auto de Zee y desesperado trató de abrir la puerta; todo en vano porque tenía el seguro y la alarma.

Zee se acercó hasta él y tomó su hombro. Nunew siguió forzando, tratando de abrir la puerta aunque sabía que sus intentos eran inútiles, pero no quería ver a Zee; no quería ver sus ojos enojados y su rostro serio. Muy en el fondo le dolía saber que era una molestia para el mayor. Temía que dejara de quererlo o decidiera dar fin a su relación. Sea la que tuvieran.

Derrotado, desactivó la alarma y abrió la puerta del copiloto para Nunew, y el menor no perdió tiempo para entrar. Zee suspiró de nuevo y rodeó el vehículo para entrar por la puerta del piloto. Miró a Nunew luchando con su cinturón de seguridad y trató de ayudarlo, ganando un golpe en sus manos para que lo dejara en paz. Pero Zee no se detuvo y consiguió abrochar el cinturón. Nunew no podía sentirse más mal.

ᅳ No puedes seguir con esa actitud todo el camino, Nhu ᅳ Zee murmuró más para sí mismo, porque el menor decidió mirar por la ventana para ignorarlo por completo ᅳ. Sabes que te estoy hablando aunque no me escuches.

Sin embargo, Nunew se dedicó a mirar los paisajes de la ciudad, maravillado un poco por el camino que recorría para llegar a casa. Prefería admirar la obra del hombre con algo de la naturaleza y desviar sus pensamientos tristes. Pero era inevitable para Nunew no llorar, al menos en silencio por el océano enorme de emociones que cargaba. Y sus lágrimas brotaron a un más cuando Zee en una oportunidad y descuido, tomó su mano y entrelazó sus dedos.

Zee Pruk lo amaba, a pesar de todo.

El mayor estacionó el auto frente a su casa; su hermoso hogar lleno de vegetación, flores y mucho verde. Miles de colores que combinaban con la madera conque estaba hecha la vivienda. Era la casa de sus sueños, especialmente hecha para Nunew como regalo de Zee (y sus padres) hace un año atrás. Una melancolía recorría su médula siempre que veía su hogar desde lo lejos; el mayor siempre hizo todo por hacerlo feliz.
Así que, cuando Zee no desactivó el seguro, supo que era momento de enfrentarlo. No era bueno entrar a su casa sin haber hecho las paces antes, porque su hogar sólo podía habitar felicidad y amor.

Cherish | ZeeNunewDonde viven las historias. Descúbrelo ahora