Fairytale. |Harry Styles|

Capítulo 29: La fiesta.

No sé exactamente cuántas copas llevo encima, pero de que estoy tocada, lo estoy.

Siento mi cuerpo más ligero que en otras ocasiones, mi respiración más entrecortada y mis sentidos más aturdidos.

Cada paso que doy retumba en mi cabeza, como si la pista de baile se estuviera estremeciendo y tirándome hacia abajo en un dos por tres.

George sostiene mi mano en todo momento intentando protegerme, pero no estoy muy segura de que cumpla su misión puesto que las copitas se me han subido a la cabeza de una manera muy rápida.

No soy ninguna alcohólica, ni siquiera soy de las que toma hasta perder la conciencia, pero hoy el champán ha estado fuerte y no me he dado cuenta del efecto que han tenido en mí hasta el momento en el que me he levantado de uno de los sofás. Por supuesto, casi caigo contra el piso de una manera estrepitosa.

Río cuando el mesero viene con una nueva fuente de copas que tienen un color vistoso parecido al amanecer. Se detiene ante nosotros.

-¡Uhhh... quiero uno de estos! -exclamo, tomando entre mis manos un vaso. Está helado y huele muy bien.

-¿Va querer uno usted? -le pregunta a George. Él niega, pero yo le paso una copa con la mano libre.

Notoriamente, se sorprende y luego sonríe aceptando el licor.

-¿Qué es? -inquiero, cuando le he dado un sorbo a la bebida.

-Tequila Sunrise.

-Ahh, vale. Gracias, está muy bueno.

Él camarero asiente y se retira en el momento para seguir ofreciendo la bebida a los demás presentes.

Le doy un sorbo largo a mi Tequila. George detiene mi mano en el segundo intento de seguir bebiendo de mi copa.

-Creo que ha sido suficiente -murmura, intentando quitarme el licor.

-¡Oh, vamos, no seas así. Es un Sunrise! ¿Entiendes? ¡Un sunrise! ¡Es tan exótico!

-Lo entiendo, pero ya estás un poquito mareada. Creo que deberías dejarlo.

-Es como beberse un amanecer, Geo. Disfruta el tuyo -le digo, reteniendo mi bebida.

Una sonrisa se forma en su rostro.

George tampoco está muy sobrio que digamos, pero aguanta mejor el alcohol a diferencia de mí.

El cabello se le ha pegado a la frente, y los rizos se le han enredado. Su rostro está cubierto por una fina capa de luz. Sin lugar a dudas está haciendo calor aquí.

-¿Me has llamado Geo?

-Sí, lo he hecho. Suena bien, ¿No crees, Geo?

-Lo creo. Sí, lo creo -me dice. Luego de la nada empieza a reír como un crío y se empina el tequila como si fuera agua de mesa.

-Bájale. Te llegará directo a la cabeza -le digo, bebiendo otro sorbo de mi licor.

Él sacude su melena ondulada y empuña los ojos cuando termina con su copa. Toma una fuerte bocanada de aire y vuelve a reír.

-Tenías razón, sabe a un amanecer en la ciudad del sol.

Suelto una carcajada mientras le doy una palmada en el brazo.

-¿Y cómo es eso? -pregunto-. ¿Acaso tienes noción de como sabe un amanecer?

-No -responde. Una sonrisa fina cuelga de sus labios-. No tengo ni una jodida idea, pero ahora estoy tocado y nada de lo que digo tiene sentido.