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YoonGi sabía que era mala idea que Jimin aceptará el trabajo en el restaurante de su mayor enemigo. Como líder de la mafia Min y dueño de la mayor parte de areas céntricas de Seúl, YoonGi había ganado muchos enemigos por a o b razones. Dos de estás razones y las que más sobresaltan o mejor dicho se repiten, son:

— Es el líder más joven dentro de la mafia
— Es poseedor de muchas áreas que antes le pertenecían a otras mafias.

Estas dos razones eran las que mayor enemigos le hacía ganar, pero entre el dinero, la traición y la lealtad. Lo que a él más le interesa es proteger a su novio casi prometido, Park Jimin, un chico universitario que se esfuerza cada día por pagar las deudas que adquirió al ser un estudiante foráneo.

Park Jimin había llegado de Busán a Seúl por un mejor futuro como diseñador publicitario y poder ganar dinero para ayudar a sus padres que siempre lo habian apoyado en todo lo que se proponía. Sus caminos se cruzaron en un club nocturno dónde Jimin trabajaba después de la universidad. YoonGi solo tenía planeado divertirse y quitarse el estrés que tenía por culpa de un subordinado que casi lo vende con uno de los enemigos de su padre.

Salió esa noche rumbo a Éxtasis, el club más privilegiado y costoso del distrito de Gangnam. Un lugar donde mafiosos, políticos y famosos acudían por diversión y algo de privacidad en las cochinadas que hacían.

Un par de tragos en la barra, unos ojos almendrados y un degenerado que no sabía aceptar un no por respuesta, hizo que YoonGi se acercará a defender al chico de ojos almendrados. Desde ahí su historia inicio.

YoonGi sintió el más puro e inocente deseo de defender y proteger a alguien sin interés alguno y Jimin aprendió a confiar y a dejarse apoyar en las personas. Aunque Jimin no sabía a qué se dedicaba YoonGi, cuando se enteró no le importó el dato aterrador del mundo oscuro y sangriento en el que vivía YoonGi. ¿Por qué? Pues por la simple y única razón de que cuando estaba junto a YoonGi se sentía protegido y confiado, podía ser él, sin máscaras y eso lo aliviaba aparte del hecho que YoonGi nunca fue agresivo y peor aún lo arrastró a esos lugares.

Siempre lo mantuvo alejado de los trabajos sucios, por eso, la noche anterior cuando los besos lentos se volvieron más salvajes y apasionados, encendiendo la llama del deseo para ambos. YoonGi no se esperó el quejido de dolor de su príncipe. Al principio pensó que había sido un bruto y lo había agarrado con fuerza.

Luego se dió cuenta que era más que su agarre, él había tocado un hematoma.

Horas atrás

YoonGi llegó al edificio departamental ubicado en una zona algo preocupante de Dongjak, que suerte que todos lo conocían y lo respetaban.

A pesar de ir vestido con pantalones jeans rasgados en las rodillas, una camiseta blanca, chaleco negro de cuero, zapatos deportivos y su cabello negro alargado y alborotado. Él destacó entre los ojos curiosos.

Nunca se acostumbraban a verlo por esos lugares, aún sabiendo que el chico lindo del cuarto piso era su novio hace ya tiempo. Jimin nunca quiso aceptar el departamento lujoso que le ofreció en Gangnam, pero YoonGi se tranquilizó cuando Jimin por lo menos lo dejo aportar con el abastecimiento de la refrigeradora y que uno de sus más leales guardias, Kim NamJoon lo acompañe siempre. Aunque con unas ligeras condiciones pero él y NamJoon estuvieron bien con eso.

Al llegar a la puerta número trece YoonGi tocó el timbre esperando ansioso que su príncipe le abriera la puerta. Llevaba una semana sin verlo, Jimin había empezado su semana de exámenes y quería estar totalmente concentrado, así que le pidió a YoonGi que no lo distraiga. Necesitaba mantener su beca.

Y quién era YoonGi para resistirse a esos bellos ojos almendrados y tiernos besos, él era muy débil ante Jimin, por lo tanto aceptó, a regañadientes pero lo hizo. Ahora podía reclamar todos los mimos y besos que le debía Jimin.

Sweet Mafia: Pumped up Kicks || #2 •YM•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora