El escritor que domino las calles

quiroga

Pistolas y lápices. 

Cuando era un guri gustaba de tener como unico plastillo de preferencia ante mis papas, la milanesa napolitana con pute de boniato. Debido a la junta que tengo en este instante, y en los ultimos instantes de los ultimos treinta años de vida criminal. Desarolle el gusto por el vino. En esta noche, invite a mis socios a un vino tinto que llevaba cinco años reservado para mi. Este restaraunte es mi favorito, captura la esencia Italiana que tanto me gusta y tambien es del agrado del Argentino medio. 

De todas formas, el vino no era mas que un declarador de intenciones, y eso quedo claro cuando dije:

   —Mis apreciados prójimos, tratare de ser breve pero elocuente en mi explicación de por que hoy nos encontramos aqui. —saque el corcho de la botella—. Dejenme que les sirva. —Llene la copa de Augusto—. Ustedes tres son personas de gran valor en mi vida, me aconsejaron, cuidaron. Si es que hasta conocieron a mi unico hijo. Pero hay algo importante aca. —Sirvo una gota del vino en la copa de Bruno— Ustedes antes eran cuatro. ¿Lo recuerdan? —Atento quede a los ojos dilatados de Bruno—. ¿Recuerdan que paso con Alejandro? —llena la copa de bruno—. Lo mande a matar, como correspondia, por la vil traicion que el llevo alcabo —posiciona la botella para servirle a Nazareno, presta atencion a su mirada tranquila y sin la mas minima señal de temor—. No seas mediocre mi querido viejo amigo. Ahora me mientes con tu lenguaje corporal. . .

Nazareno muestra una risa nerviosa 

— ¿de que habla señor Quiroga? 

Trae la copa de vino y se sirve a si mismo, dice:

— Eres deprimente —Se sirve a su copa—. Nazareno, ¿Recuerdas que paso con Alejandro?

Nazareno se levanta de su silla. Toma distancia de Quiroga, dice:

—Nunca lo traicionaria a usted —mantiene su guardia temblorosa—.

—Siempre te vi como mi sancho panza. Aportandonos mutuamente para llegar lejos en nuestro viaje. Pero no, eras mas parecido a Griffith y yo a Guts. 

—Estas confundido. . . Siempre fuistes un obstinado de mierda —saca un revolver y le apunta—

Los otros dos contestan apuntando con sus armas a nazareno

—ah, Nazareno, que triste es lo tuyo.

Hombres armados con metralletas salen de todos lados. Fusilan a Nazareno.