Pequeña nube de lluvia

ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 11 : 𝒞𝓊𝓂𝓅𝓁𝑒𝒶ñ𝑜𝓈

Este ciclo fue especial ya que incluyó el cumpleaños número 16 de Wednesday. Teniendo en cuenta lo afectada que estaba por los efectos secundarios esta vez, todos sabían que no sería exactamente el cumpleaños más divertido, pero su familia aún pensaba que era importante celebrarlo. Había una amenaza impensable de la que ninguno de ellos se atrevía a hablar: que si no lograban deshacerse del cáncer, o si regresaba, este podría ser el último cumpleaños de Wednesday.

Para hacer el día un poco más especial, sugirieron que Enid viniera. Wednesday se mostró reacia al principio, pero al final su anhelo de ver a su mejor amiga le ganó a la vergüenza de parecer débil frente a ella.

Era en un día escolar y, naturalmente, Enid no podía dejar la escuela cuando quisiera. Pero Morticia llamó a la directora para explicarle la situación, y Larissa resultó estar más que dispuesta a permitir una excepción.

—Puedo decir que Enid está muy afectada por todo lo que está pasando con Wednesday—, le dijo a Morticia. —Creo que sería bueno para ella ir a verla de nuevo.

Y para gran alegría de todos, Enid apareció la noche antes del cumpleaños. Las dos amigas se habían visto por videollamada un par de veces, pero esta fue la primera vez en aproximadamente un mes que se vieron en persona. Desde entonces. Wednesday había pasado por dos rondas más de quimioterapia, y era claramente visible. La última vez, casi podría haber pasado por saludable. Esta vez, parecía muy, muy enferma y Enid se avergonzó de admitir que la vista la asustó al principio.

Pero cuando sus brazos se envolvieron el uno al otro, fue como si nada hubiera cambiado en absoluto. Esta seguía siendo su mejor amiga en todo el mundo, y estaba tan emocionada de verla, sin importar en qué forma estuviera.

Para su perplejidad, Wednesday estaba empezando a darse cuenta de que había algo más complicado con sus sentimientos hacia Enid. Hacía tiempo que sabía que le tenía mucho cariño al licántropo y que se preocupaba mucho por ella. Pero había algo más en lo que tenía miedo de poner el dedo.

Cuando se cambiaron y se pusieron el pijama esa noche, Enid se quitó la camiseta para llevar solo llevara un sostén sobre sus coloridos pantalones de chándal mientras revisaba su bolso. Wednesday se encontró incapaz de mirar hacia otro lado. La forma en que el cabello de Enid caía en pequeños y dulces mechones, la forma en que se movía, su sonrisa cuando levantaba la vista y se encontraba con sus ojos ... Nunca se había dado cuenta de lo fuertes que se veían sus brazos (pero tal vez eso era solo porque Wednesday era ahora un frágil fantasma de su antiguo yo). De cualquier manera, Wednesday solo podía describirla como hermosa.

Con temor, miró su propio cuerpo y se dio cuenta de cómo se veía. Nunca en su vida le había importado si otras personas la encontraban hermosa o no, pero de repente se sintió increíblemente insegura. Enid, como siempre, fue un tornado de energía y belleza radiante. Wednesday, por otro lado, apenas tenía pelo y llagas que cubrían sus labios, había una cicatriz en su pecho donde había tenido su linfadenectomía, un tubo en su nariz y tanto sus huesos como su dispositivo portuario sobresalían de su piel. No había pasado por alto la forma en que Enid se estremeció cuando la vio por primera vez. Solo podía imaginar lo que la niña debía ver cuando la miraba.

Sabiendo que plantearía preguntas si se encerraba en el baño para cambiarse (después de todo, eran compañeras de cuarto y se habían cambiado una frente a la otra muchas veces), se dio la vuelta y se cambió lo más rápido que pudo.

No pudieron pasar mucho tiempo juntas en toda esa primera noche, ya que Wednesday no tenía la energía para quedarse despierta mucho tiempo más allá de su habitual hora de acostarse a las 8:30.

—Lo siento, no es muy divertido estar por aquí en este momento—, dijo disculpándose.

Enid puso firmemente sus manos sobre los hombros de Wednesday y la miró a los ojos.