En la oscuridad, las velas encendidas en el pastel preparado parpadean. Las dos personas que vivimos en esta casa unifamiliar somos mi hermano menor y yo. Este año, el hermano menor ha cumplido veintitrés años y es un adulto que ha encontrado trabajo. Los dos nos arrodillamos juntos y miramos el pastel con las llamas parpadeantes. En el centro del pastel de fresas rojas hay una plaquita de chocolate con las palabras "Feliz cumpleaños".
Esto debe de ser para molestar. Treinta y una velas se clavaron en el pequeño pastel. Al otro lado de las llamas, mi hermano menor, que tiene una cara tan superior a la de su hermano que cuesta creer que están relacionados, sonríe perversamente.
—¿Feliz cumpleaños? ¿Onii-chan?
—...gracias...
¡Lamento no tener una novia que me deseara un feliz cumpleaños! En el cumpleaños de mi hermano menor el año pasado, él tranquilamente me dijo que me fuera al cibercafé porque iba a traer a su novia a casa.
No somos los mejores hermanos, creo que somos más bien malos. Fingiendo celebrarme así, todos los años trayendo pasteles con muchas velas. Yo no como dulces.
Aun así, cuando sus piernas se enredan bajo la mesa, carraspeo y anticipo lo que está por venir. Hace sólo una semana, este hermano menor me abrazó una vez.
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La enfermedad indecente de onii-chan
FantasySe decía que la "enfermedad del sello lascivo" sólo afectaba a las mujeres. Pero, por alguna razón, él parece haberla contraído. Incapaz de hablar de ello con nadie, consuela su cuerpo dolorido a solas por la noche, cuando su hermano, con el que no...
