Fragmentos de ti.

Capítulo 5 Celos.

—Sé como suena esto, sé que probablemente estoy loca y estoy quedando como loca frente a ti... Creeme he pensado decirte esto desde ayer, pero... tengo miedo de que me alejes de Anya, de que termines esto porque estoy loca —hablaba rápido y entrecortado.

Si ella está loca, yo también lo estoy. Pensó él.

—Yor...

—No te lo diría de no ser necesario, pero cada que te toco se activa una imagen de ti donde eres joven, donde estamos juntos, no juntos juntos, si no, en la misma habitación, ni siquiera es una habitación es el bosque, es el bosque de mi internado, lo cual no tiene sentido pero...

¿Internado? Yo jamás fui a ese internado.

—Yor detente —dijo Loid sujetando a su esposa de los hombros haciendo que ella lo viera.

Sus ojos rojos se abrieron ampliamente al estar a esta distancia y el dolor de cabeza se hizo presente tan rápido como el ataque de una serpiente. Sus ojos vieron nublado, luego el zumbido en los oídos hasta que cambió la imagen por completo de ellos dos en la sala de estar.

Loid corrió por el pasillo de las habitaciones, sujetaba una mano en su nariz, mientras que la otra hacia a un lado a las personas que estaban por el pasillo obstruyendo su camino. Todos ellos vieron al chico correr rápidamente, algunos incluso se quejaban porque él los empujó o lo manchó de sangre. Pero a Loid no le importaba, él simplemente quería llegar a su destino, quería llegar con ella.

Cruzó la sección de habitaciones de los chicos, para cruzar todo el campus de la escuela y llegar finalmente a donde ella estaba. Cuando llegó a la entrada del bosque, la vio, caminando sola, abrazándose a sí misma con la expresión triste en sus ojos.

Loid se acercó rápidamente a ella, no importando cómo lucía, lo único que quería era hablar con ella.

—¡Yor! —llamó él.

Ella subió su mirada y se alarmó al verlo.

—¡Loid! ¿Qué te pasó? —exclamó ella sujetando a Loid por los brazos.

—Nada... ¿Tú, estás bien? —preguntó él.

Yor hizo una expresión de confusión en su rostro. Él estaba herido y le preguntaba si estaba bien.

¿Acaso él sabe? ¿Cómo podría?

—Yor... Me enteré, sé lo que él te hizo.

Los ojos de Yor se abrieron abruptamente. Ella comenzó a temblar, su corazón latía furiosamente contra su pecho.

—¿Estás bien? —preguntó Loid nuevamente.

Hasta qué Yor encontró una herida sobre el puente de su nariz, haciendo que la sangre saliera de sus fosas nasales y del mismo corte.

—Espera... ¿Él te golpeó? —Yor subió sus ojos a él para enfocarse en su nariz.

Loid apartó la vista de ella. Esos ojos irritados, lastimados por la vida lo lastimaban a él, al punto de que dolía físicamente, le dolía si quiera respirar a su lado sabiendo que ella estaba lastimada y preocupada por él.

—Él te golpeó —Yor supo la verdad en cuanto él no contestó—. ¿Pero por qué te golpeó? ¿Cómo supiste tú lo que me hizo? —interrogó Yor.

El rubio soltó un suspiro. No tenía caso mentirle a Yor, ella sabía leerlo perfectamente, con tan solo verlo un momento, ella ya sabía lo que él hizo o lo que él estaba pensado.

—Ese imbécil no debió apostar contigo... —respondió con la voz alterada.

—Puedo defenderme sola —contestó ella.