【Capítulo IV】

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~Manjiro Sano:

Desde que esa niña llegó a mi vida, al fin pude tener un momento de paz. ¿Amor? Para nada, el sentimiento que surgió cuando la ví por primeras vez era algo mucho más complejo. Necesidad, una terrible necesidad de tenerla a mi lado para siempre, el oscuro deseo de corromper su alma de niña buena, esa necesidad de matarla con mis propias manos. Sin duda su compañia sacaba a relucir mis deseos más oscuros. Me controlaba, aunque apenas podía deshacer esos pensamientos de mi mente. Pero sus ojos representaban algo más, terror, no por mí, eso era lo que más me enojaba. Su miedo era por algo que desconozco, y ese simplemente hecho me desesperada. Aun ansio el día en que pueda observar su dulce rostro lleno de miedo viendo como acabo con su vida.

Aunque ese deseo actualmente no es una de mis preocupaciones. Los problemas se me venían encima, la personas se olvidan fácilmente de lo que el ser humano es capaz de hacer. Retar al invencible Mikey, es como firmar su sentencia de muerte. Pero para que las personas dejen de ser tan ignorantes hay que ponerlos en su respectivo sitio. Un claro representante de eso era la mafia que les quería quitar el total control. Japón es y será de Bonten. Era hora de extenderse por toda Europa. Se había llevado a cabo una reunión para decidir los siguientes movimientos. Me molestaba ver las cara a todos esos inútiles, pero para mí propia conveniencia era necesario, un solo paso en falso y todo lo que he construido podía caer hasta solo quedar ruinas. Para nuestra suerte la información recopilada sobre la mafia rival Kieta Gang, fue conseguida antes de los esperado. La mafia consistía con un total de 500 subordinados en sus tropas, se originó en Europa pero su líder principal es japonés. La organización consta de dos sublíderes. Él nombre del líder es Takahiro Mikoshin, los sublíderes Kazuhiko y Kazuhina Mikoshin. Son familia, con él objetivo de encontras a su hermana pérdida Kay Mikoshin. Quienes victimas de un accidente doméstico hace ocho años. También daba la ubicación de una base en Japón que los ayudaba discretamente. La información era poca pero era mejor que nada así que propuse el plan de poner una bomba en el lugar y explotar el lugar. Todos asintieron ante la idea, antes de irme dispuse una orden, para herir el orgullo de su familia ordené que buscarán el paradero de la mocosa y la trajeran conmigo.

──Si es necesario la mataré.── dije en un susurro.

El plan se llevaría a cabo a las 23:00 horas ese mismo día. El cielo nocturno de la ciudad de Tokyo se iluminará con la furia del invencible Mikey. Me dirijo hacia la mansión en mi auto, decido parar en una tienda para bebés un obsequio para mi hija. Cuando tengo el regalo comprado, una pareja de señores colocan un cartel con el rostro de una chica bastante joven, con la frase "Se busca". Me acerco aparentando ser una persona más de la sociedad para observar mejor el cartel. Para mi fingida sorpresa, la supuesta desaparecida era mi pequeña y sexy mascota. Sonreí por dentro, me gustaba el hecho de haber dañado su vida pacífica. Camino nuevamente al auto junto con el regalo, luego de unos minutos llego a la mansión, camino con serenidad, observando que todo esté en orden. Me detengo a conversar con Sanzu y Kakucho para cuando terminamos nuestra conversación el reloj marcaba las 20:00 horas, faltaba poco para el suceso que retumbará cada cimiento de esta tonta ciudad. Me detengo en la habitación de mi hija, sin pedir permiso porque no lo necesito entro en esta. Mikka se encontraba plácidamente dormida, en su cuna, coloqué su obsequio a un costado de ella. El regalo era un simple conejo de peluche color rosa pastel con detalles blancos. Observo por última vez el rostro de la bebé para luego salir de la habitación rumbo a la mía.

El sonido de la ducha se escuchaba desde que di un paso dentro de mi habitación. Acto seguido me despojo de mis ropas, tirando estás a la cama, camino hasta el cuarto de baño, observo como el agua cae encima de aquel cuerpecito menudo. Era una mujer bastante sencilla, nada extravagante. Entonces sus ojos se encontraron con los míos. Me divertida bastante en cierto sentido, en ocasiones o casi siempre su rostro reflejaba no importarle nada. Sin pronunciar palabra entro con ella a la ducha, su cabello negro esta pegado a su piel. Comencé a hacer figuras sin sentido en su espalda ella estaba totalmente quieta, sin mover un músculo. Entonces se me ocurrió una idea maravillosa. Tomé una cuchilla, para rasgar su piel trazo por trazo hasta tatuar la palabra "Mascota", haciendo que hilos de sangre desciendan por su espalda siendo disipados por el agua que cae de la regadera. En el proceso escuche leves quejidos de su parte los cuales me dieron mucha satisfacción escuchar.

Ningen No YamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora