Capítulo 3 - Un Encuentro en Caminos Cruzados

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La fría mañana envolvía el paisaje mientras La princesa Isabella paseaba por los alrededores del castillo de Avelara. El aire estaba impregnado de un silencio tenso y el viento soplaba con una fuerza inusual. Isabella disfrutaba de la tranquilidad que la naturaleza de los jardines le brindaba, le permitía alejarse, aunque solo por un momento, de la opresión y las expectativas que pesaban sobre ella. Sin embargo, su paz se vio interrumpida cuando un galope furioso rompió el silencio. Isabella apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando un caballo salvaje, conducido por la princesa Victoria de Avelara, surgió de entre los arbustos y estuvo a punto de arrollarla. Isabella dio un paso atrás con rapidez, sintiendo la brisa de la velocidad del caballo en su rostro. Victoria, con una destreza asombrosa, logró frenar a su montura justo a tiempo, deteniéndose frente a Isabella. El caballo bufaba y relinchaba, demostrando una fuerza salvaje que parecía reflejar el espíritu indomable de su jinete. Victoria observó a Isabella con una mezcla de sorpresa y desdén.

– ¿No puedes apartarte del camino, princesa? – preguntó con voz desafiante.

Isabella se recuperó del susto y levantó la barbilla, manteniendo su compostura.

– No era mi intención estar en su camino, princesa Victoria. Sin embargo, como parte de este reino ahora, también merezco el respeto y la seguridad de sus calles.

Victoria bajó de su caballo con una gracia salvaje, sus ojos chispeaban con una intensidad desafiante.

– La seguridad de las calles es la última de mis preocupaciones.

La princesa Isabella sintió la tensión en el aire y decidió responder con una mezcla de cortesía y firmeza.

– Aprecio su amor por la libertad y la independencia, princesa Victoria, pero también es importante recordar que nuestras acciones tienen consecuencias y afectan a aquellos que nos rodean.

Victoria soltó una risa burlona.

– Consecuencias, ¿dices? ¿Acaso temes que mis acciones afecten tus delicados planes de matrimonio con el príncipe William?

Justo en ese momento, la voz del príncipe William resonó en el aire.

– Victoria, eso es suficiente – dijo mientras se acercaba a ellos. Su expresión reflejaba disgusto por la actitud de su hermana. – Debes mostrar respeto hacia Isabella y las decisiones que nuestros padres han tomado. Tu comportamiento no es digno de una princesa.

Victoria se enfureció al escuchar las palabras de su hermano y frunció el ceño.

– ¿Cómo te atreves a reprenderme, William? Defiendes a esta intrusa en lugar de apoyar a tu propia sangre.

El príncipe William suspiró y miró a Isabella con disculpas en sus ojos.

– Isabella, lamento profundamente el comportamiento de mi hermana. No refleja mis valores ni los de nuestro reino. Por favor, acepta mis disculpas en su nombre.

Isabella asintió con serenidad, apreciando el gesto de disculpa del príncipe.

– Aprecio sus disculpas, príncipe William. Entiendo que los lazos familiares pueden ser complicados y que cada uno tiene su propia perspectiva. Espero que podamos encontrar una manera de coexistir pacíficamente en el futuro.

William ofreció una sonrisa agridulce y extendió su brazo hacia Isabella.

– Permíteme escoltarte de regreso al castillo, Isabella. Hay algo que necesitamos discutir.

Isabella aceptó el gesto y tomó el brazo del príncipe, dejando atrás a una furiosa Victoria en el jardín. Mientras caminaban por el sendero de vuelta al castillo, el silencio incómodo se hizo presente entre ellos. Era evidente que ambos tenían mucho en sus mentes y que la situación en la que se encontraban era compleja y cargada de expectativas. Finalmente, el príncipe rompió el silencio.

– Isabella, lamento la incomodidad de esta situación y la presión que está sobre ti. Entiendo que no es fácil para ti aceptar este matrimonio arreglado y te agradezco tu comprensión hasta ahora.

Isabella suspiró, sintiendo la necesidad de expresar sus inquietudes.

– Príncipe William, debo ser sincera contigo. Este compromiso no es lo que yo habría elegido

para mí misma. Siento que me han arrebatado la oportunidad de seguir mi propio camino y encontrar el amor verdadero.

William la miró con pesar en los ojos.

– Comprendo tus sentimientos, Isabella. Aunque no podemos cambiar las decisiones del pasado, quiero que sepas que haré todo lo posible para que nuestro matrimonio sea llevadero y respetuoso. No deseo que te sientas atrapada en una vida que no has elegido.

Isabella asintió, agradeciendo la sinceridad del príncipe.

– Aprecio tus palabras, príncipe William. Espero que podamos encontrar un equilibrio y una forma de ser compañeros en este camino que nos ha sido impuesto".

Los dos continuaron caminando en silencio, cada uno sumido en sus pensamientos y preocupaciones. A medida que se acercaban al castillo, un nuevo capítulo de incertidumbre se abría ante ellos. Juntos, afrontarían los desafíos que se avecinaban y buscarían la manera de construir un puente entre sus diferencias y expectativas. Sin embargo, el camino hacia la comprensión y la armonía no sería fácil. Isabella se preguntaba cómo sería su vida al lado de William, un hombre que, aunque aparentemente amable, estaba ligado a ella por lazos impuestos. Por otro lado, William también se debatía entre su deber y sus propios anhelos. ¿Cómo encontrarían la felicidad en un matrimonio basado en obligaciones?

A medida que llegaron al castillo, las murallas altas y las imponentes torres les recordaban la magnitud de sus responsabilidades. Ambos sabían que su unión no solo afectaba sus propios destinos, sino también el futuro de sus reinos. El peso de las expectativas recaía sobre sus hombros. En el interior del castillo, los pasillos silenciosos parecían susurrarles secretos y promesas inciertas. Mientras Isabella y William avanzaban por los corredores, los retratos de antiguos gobernantes les observaban con ojos penetrantes. ¿Habría alguna posibilidad de encontrar la felicidad en medio de las restricciones impuestas por la realeza?

Coronas entrelazadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora