¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Recorro a Carla cuando se vuelve y se dirige hacia el dormitorio. Mi pene pulsa contra mi cremallera, y si Este tipo me falla en colgar, se puede ir directamente al infierno. Porque acabo de aprender una valiosa lección, hay algo más importante que los negocios, y ella está dejando caer la bata blanca a través de su espalda mientras que se desliza hacia abajo de sus brazos, revelando el trasero más perfecto que he tenido el placer de ver. Planeé ir despacio. Jugar con ella. Saborear esto. Observarla seguir mis instrucciones a la carta. Pero en vez de eso, me adelanto y tomo su trasero con ambas manos. Está frente a la cama, y la empujo hacia adelante hasta que se inclina sobre ella.
-No tienes ni idea de lo mucho que quiero deslizarme dentro de este perfecto trasero. -Mis labios rozan su oído, y se estremece.
-Hazlo -susurra.
Una sonrisa se extiende a través de mi rostro.
-Oh, , ¿no te has dado cuenta de que tú no das las órdenes aquí? ¿No recuerdas las reglas?
Mueve su trasero, como si intentara tentarme a desviarme de mi plan.
-Sabes que lo deseas -dice, más fuerte esta vez.
Doy un paso atrás, soltando mi control sobre ella.
-Creo que he sido demasiado permisivo en asegurarme de hacerte entender quién manda aquí. Te ganaste más que tu castigo, tú sucia chica, y voy a disfrutar como el infierno dándotelo.
Gira la cabeza hacia un lado, con la mejilla apoyada en las sábanas blancas. Sus ojos tienen una chispa de desafío, y un rubor rosado de excitación colorea su pómulo y cuello. Quiero ver el rubor rosado en su trasero.
Mi mano se balancea y conecta bajo la curva de su nalga derecha con un golpe fuerte.Carla inhala agudamente y gime, sus caderas se presionan en la cama. Le doy otro golpe en el mismo lugar del lado opuesto, y su gemido se hace más fuerte.
Mi mano marcada florece de color rojizo en su piel, y esta vez yo gimo.
-Maldita sea. Te ves tan jodidamente sexy con mis marcas. Levántate de la cama. Sobre tus rodillas. Ahora.
No duda, sino que obedece de inmediato. La recompensaré por eso... pronto. Pero justo ahora, tengo que darle más de esto.
Salpico su piel con una nalgada. Su espalda está arqueada, su trasero se empuja hacia arriba como si pidiera más. Deslizo la mano entre sus piernas y golpeo.
-Tan húmeda, cariño. Dame tu mano.
Gira la cabeza hacia atrás para mirarme, con la confusión arrugando su frente.
-Vas a meter el dedo en esa pequeña vagina apretada mientras miro, porque quiero una repetición de ese sexy espectáculo como-la-mierda que hiciste para mí. Si pensabas que solo ibas a burlarte de mí, te equivocaste. Voy a acariciarme el pene hasta terminar entre esos labios perfectos tuyos, y luego me vas a tomar con la garganta hasta que esté lo suficientemente duro para penetrar tu traviesa vagina.
