25.(CH) casi lo olvido

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CEDRIC

LXXVII

—¿Irán a la Copa Mundial de Quidditch? —preguntó Cedric al gran grupo de Gryffindors, quienes alegaron que sí muy deprisa, con un par de «no me lo perdería por nada» y «pues claro» . George quiso saber a qué equipo apoyaría él e inició un debate sobre sus posibilidades, considerando los campeonatos anteriores.

De pronto eran dos Weasleys enfrascados en una conversación.

Malcolm, quien no había abandonado su lado, estaba más tímido que nunca.

La causa era el pelirrojo que simplemente se rehusaba a creer que no iría .

—El deporte no es lo mío —intentó explicarle Malcolm.

—Ya, pero...

—Mal, creo que Fred aquí está tratando de invitarte.

Quizás Cedric había leído un poco lejos entre líneas, pero no lo negó.

—Bueno... si quisieras...

Decidió darles privacidad cuando comenzaron a hablar sobre otros mutuos intereses. Hermione expresó tampoco ser gran fan, a pesar de que asistiría, y estaba escuchando la apasionada charla sobre los jugadores, en especial acerca de Victor Krum, el favorito de Ron. En cambio, Harry no parecía estarles prestando atención, como si estuviese sumido en su propio mundo.

Con un pequeño «ey» lo trajo de vuelta.

—Supongo entonces que te veré en el Campeonato —le dijo, mitad pregunta, mitad afirmación. Por desgracia, no había alcanzado a escuchar su respuesta.

—Ron y yo lo hemos estado planeando desde hace meses . No puedo esperar.

La forma en que sus ojos verdes se iluminaron.

Tan adorable que no pudo evitar sonreírle.

—Te veré allí.

Iba a ser mucho más divertido si Harry estaba también.

LXXVIII

—¿Ya armaron las valijas?

Cho incluso tenía un pergamino en la mano en donde había tachado algunos ítems de una lista. Los revisó, omitiendo mencionar algunos, para prevenir olvidos y les contó acerca de una vez que se olvidó una blusa y tuvo que ir a la sección de objetos perdidos a reclamar.

—La magia es tan conveniente a veces. Mi maleta no cerraría de otra forma.

Willow comenzó a hablar sobre tratar de usar una valija al estilo muggle.

Simplemente imposible. Nada cabía en ellas.

—Mi padre hace esta cosa de sentarse encima, para cerrarlas —contó ella, riendo—. Nunca ha dejado que mi madre o yo le ayudemos con un hechizo, pero suele pedirnos que le guardemos zapatos o abrigos.

—Mi madre siempre está a bordo con un poco de magia.

—Porque es el tipo de muggle divertida —le comentaba Tam a Malcolm, riendo—. Esa mujer pasaría por maga cualquier día. A veces siento que lee mi mente.

—Es parte de su trabajo. Escuchar a las personas y eso.

Cedric se perdió en algún punto entre las anécdotas de los pacientes que Malcolm había atendido por teléfono por equivocación y cómo, en realidad, no habían encantamientos que pudieran curar ciertos cuadros. Cho mencionó que la medicina mágica estaba abocada a las enfermedades orgánicas, en su mayoría, y Cedric recordó que tampoco podía hacer mucho cuando era grave. E inmediato, como lo que le había pasado a su madre. Un accidente del que nadie, por más conocedor o poderoso, podría haberla salvado.

El chico de mis sueños -HEDRIC (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora