The boy who found his soul || SeongJoong

4. Gifts to the boy

La cantidad de tiempo que tiene paseando por la Atlántida es casi insana y le encanta hacerlo. No dejan de verlo un poco raro. Es obvio que es un terrano debido a la máscara de oxígeno que usa, incluso ha habido algunos niños intentando quitársela porque verlo ahogarse seguro sería muy divertido.

Sin embargo, a Hongjoong le da totalmente igual ¡Él es feliz estando aquí y nada más! Desde recorrer las calles, avenidas, parques, tiendas; hasta los templos sagrados, espacios de disfrute simple. Tiene un aire tan mágico y distinto a lo que ha visto arriba. No tiene como compararlo. Es casi injusto con el pobre mundo del que viene.

Wooyoung también le hizo el "favor" de llevarlo a un burdel. Fue una experiencia rara. Muchos de los que están ahí -mujeres, hombres y entre medio-, primero lo tocaron, queriendo descubrir un poco sobre su piel, siendo especialmente suave por no tener escamas, aletas ni nada de eso; algunos se fueron asqueados después de unos segundos, algunos otros se notaban con ganas de intentar algo solo para decir que lo hicieron.

Salió huyendo antes de que cualquier otro juego empezara y los reyes lo metan preso por tocar lo que no debía.

— ¿Cómo se dan impulsos?

—Solo... lo hacemos. —A San lo descoloca la pregunta ¿Cómo responde a eso? Es como preguntarle a alguien como su corazón bombea sangre o como sus papilas gustativas detectan el sabor. Tan solo ¡Se hace!

—Eso debe ser verdaderamente caótico si un niño decide salir disparado de su cuna—comenta Hongjoong y San recuesta la frente en la pared. Nunca había pensado en esa imagen y ahora le hace tanta gracia que quiere carcajear, pero sería mal visto en el palacio que esté tan entretenido—. Si es el sinónimo de correr aquí abajo ¡No creo que se cansen mucho! ¿Cómo hacen ejercicio? ¿Cómo van al baño?

San balbucea, Hongjoong está cada día más invasivo con las preguntas. Es casi una amenaza. El terrano lo ve por encima de sus gafas, parte del cabello viniéndosele a la cara y su ropa aun goteando, salió demasiado rápido del agua para revisar algo en sus libros.

—É-él ejercicio es nada sin impulsarnos y el baño... En general no desperdiciamos nada—balbucea con una sonrisa torpe—. Todo es absorbido por nuestro cuerpo, así que no dejamos desechos. A diferencia de ustedes.

—Wow—Hongjoong frunce las cejas y saca los labios—. Eso explica por qué tienen un sistema tan eficiente. Además de que si absorben hasta lo que no es útil de un alimento, el organismo...

Su larga y científica explicación hace a San arrugar la cara. Ya no entiende nada de lo que habla, pero no tiene que participar, apenas seguirle la corriente fingiendo que lo entiende o que no se está muriendo de aburrimiento con tanto dato. Hongjoong es como una enciclopedia andante.

Jebal sumdaun sumeul swige haejuo
Chumdaun chumeul chuge haejuo
Kkumdaun kkumeul kkuge haejugo

El hombre gira la cabeza hacia la ventana, habiendo escuchado una risita y una especie de "¡Oh!" viniendo de allá, pero pudo ser su imaginación. No sería la primera vez que, desde que llegó aquí, le sucede estar imaginando que hay alguien su ventana.

~ * * * ~

Hoy sucedió algo extraño cuando despertó. En su mesa de noche, hay una pequeña caracola. Es bonita, de color salmón y del tamaño de una pintura de uñas. Hongjoong la revisó desde todos los ángulos posibles. No sabe en qué momento llegó hasta ahí ¿Se la regalaron ayer cuando salió? ¿La dejó Wooyoung? Lo duda muchísimo, de quien está pendiente el cortesano, es de San. No de su persona.

I modeun gamgageul neukkige haejuo

Decide ponerla en el mueble donde guardar toda su ropa. Es una bonita decoración entre los libros.