6. The boy and his saviour

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Toma un profundo respiro antes de toser desesperado, buscando aire que llene sus pulmones antes llenos de agua. Se retuerce en donde está, dando vueltas de derecha a izquierda hasta quedarse echado en el suelo boca abajo, dando un profundo respiro. Se siente horrible. Literalmente su pecho podría explotar en cualquier momento.

Aunque la pregunta llega pronto a su cerebro: ¿Por qué no estoy muerto? Luego recapacita ¿Quizá si me morí y por eso estoy en un lugar oscuro? —O tal vez soy un fantasma metido en algún espacio infernal esperando a que haya alguna señal. —murmura Hongjoong para sí mismo, confundido y agobiado al mismo tiempo.

Si esta es la muerte, es bastante decepcionante. No hay mucho más que una cueva fea, con estalactitas que gotean y algunos rincones brillantes por flora natural del espacio. Hace un esfuerzo por sentarse y al hacerlo, se lastima las manos. El suelo es de foca muy filosa.

Sisea adolorido, logra sentarse y pensando para sí mismo no arrastrarse, de otra forma, se quedaría sin nalgas. Se lame las palmas de las manos y da un chillido, brincando en su sitio. Hay alguien al ras del agua, viéndolo fijamente. Solo sus ojos, pómulos y nariz están afuera.

Jebal sumdaun sumeul swige haejuo
Chumdaun chumeul chuge haejuo

— ¿H-hola? —balbucea Hongjoong aturdido y nervioso—. ¿Tú me salvaste? ¿O estoy muerto? —No va a descartar la posibilidad de estar muerto. La persona ahí semi escondida asiente primero y luego niega—. Oh, bueno ¿Gracias? Por salvarme, aunque no sé cómo voy a volver ahora.

Escucha una risa y debe venir de él o ella. No distingue mucho más. La luz despide una curiosa luminiscencia turquesa. Supone que es una de esas tantas burbujas de aire submarinas, llenas de algas con fluorescencia natural que algún pez come.

— ¿La Atlántida está muy lejos? —Niega con la cabeza y Hongjoong se relame los labios—. ¿Crees que puedes llevarme hasta allá? Siento en mi nuca que me vana regañar por haberme alejado solo y haber toreado a un tiburón de forma tan mediocre.

La risita vuelve, esta vez más fuerte y la persona saca más el rostro del agua, exponiéndolo totalmente. Hongjoong enrojece de forma furiosa, echando un poco la cabeza hacia atrás. Con las gafas rota y torcidas, cree que simplemente alucina, porque una criatura así de hermosa y perfecta no puede estar frente a él. El largo cabello rosado formando patrones en su cuello y hombros, uno cruza su rostro, eludiendo exitosamente aquella amplia sonrisa.

Cuando sale su pecho, Hongjoong siente que le arde todo el cuerpo de la vergüenza. Es un hombre, pero es tan bello que ni siquiera parece ser posible encapsularlo en un solo género, sexo o identidad ¿Es humano? ¿Atlante? Ni siquiera la gente en los burdeles que le mostraron en contra de su voluntad, eran tan hermosos como su salvador.

Da un ligero resuello, acercándose indiscreto y apoyando confianzudamente los brazos en las piernas de Hongjoong, forzándolo a bajarlas en lugar de tratar de atraerlas a su pecho. Ladea la cabeza y silba, haciendo un círculo con los labios y guiñando insistente. Acerca su mano, teniendo largas garras traslucidas; queriendo llegar al rostro de Hongjoong.

Se aleja más y más hasta que acaba simplemente recostado en el suelo. El hombre se trepa encima suya y el cabello húmedo le cae a Hongjoong en la cara. Se le olvida respirar, sus inquietos ojos de topo tratando de asimilar todo encima suyo. Incluso su risa suena irreal, como un ligero canto misterioso, pero divertido.

—B-bu-ki-

— ¿Uh?

—HUujnnk—Palabras torpes, tontas, sin significado ni nada cogerente, es lo que sale de él. No puede tenerlo encima, no con la obvia presión que hace. El hombre se acerca y Hongjoong aprieta los ojos, asustado.

The boy who found his soul || SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora