único.

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Barbatos normalmente estaría bebiendo en la taberna de Diluc, pero esta vez se trataba de algo que podía afectar gravemente a su Nación.

Más bien, era alguien. La marioneta abandonada de la arconte electro, se trataba del sexto de los fatui, Scaramouche.

Venti sabía perfectamente que venía a quitarle la vida al viajero que estaba de visita en mondstadt. Claramente no iba a permitirle hacer algo así.

Se encontraba esperando a la marioneta desde un árbol mientras disfrutaba de una dulce y jugosa manzana.

A lo lejos podía observar como se acercaba cada vez más hacia él, parecía que lo reconoció.

Cuando la marioneta estuvo lo suficientemente cerca de él, hizo un gesto de burla.

–así que tú eres barbatos. Que decepción, ¿quién pensaría que el arconte anemo era un bardo alcohólico? pff.–se burló libremente, y la ligera sonrisa que había en el rostro del bardo se desvaneció rápidamente.

Bajó del árbol y a distancia se cruzó de brazos, preparándose por si necesitaba usar de su visión.

–quiero que te largues de mi Nación. Viniste solo a causar problemas y matar gente inocente, te sugiero que te retires si no quieres meterte con la furia de un arconte.–la voz seria de Barbatos solo hizo reír a Scaramouche.

–¡Dios, que estupidez! ¿La furia de un arconte? pero si la Signora te pateó el trasero, ¿qué clase de lógica tiene que me retes a mí, bardo inútil?–

–No quería recurrir a esto.–

De repente, el viento comenzó a hacer enormes tornados, scaramouche creyó que podía con estos, pero no se esperó que el bardo apareciera detrás de él y le inyectara un líquido extraño en el cuello. A su vez el viento se hacía insoportable, sofocante.

Terminó cayendo inconsciente.

✧・゚: *✧・゚:*

Al despertar, estaba en una habitación completamente oscura y sin salida, lo más desesperante era que no tenía su visión.

Hacía mucho tiempo que no se sentía así de atrapado, y se sentía como si estuviera de nuevo en aquel horripilante momento.

–es un poco hipócrita que yo, el Dios de la libertad, te tenga aquí encerrado, pero has estado causando disturbios en la nación que no debías, solo por tu afán de querer matar gente inocente.–

La voz del bardo resonó en toda la habitación, enviando escalofríos a scaramouche que seguía con su máscara de arrogancia y superioridad.

–¿ah, sí? ¿y qué harás tú para que me vaya?–

–después de lo que haré, no te quedarán ganas de quedarte en esta nación.–sonrió Barbatos.

El arconte se acercó lentamente hacia la marioneta, tomándolo del mentón para así obligarlo a mirarlo a los ojos.

–te vas a arrepentir de pisar este lugar.–

✧・゚: *✧・゚:*

–¡No, por favor, déjame!–Scaramouche se encontraba pataleando, intentando evitar que el bardo en frente de él le quitara la poca ropa que le quedaba. Sabía de lo que se trataba, y el arconte tenía razón, ya se estaba arrepintiendo de pisar mondstadt.

–quédate quieto o te arrepentirás.–le ordenó, pero Scaramouche no le hizo caso y continuó pataleando, derramando lágrimas de vergüenza.

La marioneta tuvo que quedarse quieto obligatoriamente, debido a que Venti había encerrado sus pies y manos en unas bolas de viento tan heladas que sentía que las extremidades se le iban a caer.

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