8. The curious boy and the attentive siren

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— ¿Por qué estás aquí? ¿¡Por qué estás ahí!? —quisquilla Hongjoong alterado, señalando la ventana—. Necesitas ¡AGUA! ¡MALDITA AGUA! —Insiste hasta el punto en que las gafas se le caen.

Seonghwa se gira, quedando con el pecho hacia el suelo. Toma las gafas de Hongjoong y acaba de quitar el cristal de la fea montura. Hongjoong da un chillido horrible ¡No puede ver nada sin ellas! Seonghwa se mueve de forma rápida hacia la ventana y deja caer los cristales hacia afuera, haciendo imposible para Hongjoong tomarlos de regreso.

Supone que tendrá que chocar con todos los muros y personas que estén delante suyo.

Porque la sirena rosada, el gran hijo del enorme Poseidón, decidió que es muy divertido dejarlo ciego.

— ¿Qué hace aquí? ¡Me van a matar si creer que los ecuestre o algo así! —lloriquea Hongjoong. Seonghwa se sienta en el suelo y abraza su cola un momento, escuchando toda su queja hasta responder:

—"Solo vine a visitarte para que me preguntes lo que quieras. Hasta donde pensé, querías saber más de las ciudades bajo el agua. Desde la Atlántida hasta los pueblos en las aguas más frías." —responde la sirena gesticulando. Hongjoong arruga cada vez más la cara. Aquí tienen un severo problema:

Sin lentes no ve.

Sin ver, no distingue las señas de Seonghwa.

Si no distingue las señas de Seonghwa, no lo entiende.

En esencia, está a ciegas y sordo. Como si todos los jinetes apocalípticos quieren venir y en efecto lo hacen: acercarse queriendo entender un poco, se resbala por el suelo mojado, cayéndole encima a Seonghwa. Sabe que le rompe un collar de perlas y que quizá lo rasguñó en alguna parte sin querer. El tema es que el chillido de Seonghwa por el susto le saca sangre de las orejas; se mordió la lengua tan fuerte que le saca sangre y teme haberse arrancado parte de la lengua.

Tampoco siente la nariz.

En conclusión: Ciego, sordo, mudo y sin olfato ¿Algo más?

—Pe-perdón... —balbucea sin aire y sin voz. Seonghwa no resiste empezar a carcajearse.

—"Eres muy torpe". —dice sin que Hongjoong pueda entender. Ni estando a miserables milímetros de sus manos, distingue lo que hace. Hasta el dedo meñique importa.

—No veo nada sin los cristales, así que no entiendo nada. —informa, no queriendo que Seonghwa se desgaste en lo mismo.

Que se vaya para evitarle un problema.

No debería ser muy complicado.

—Oh.

Hongjoong esperaba cualquier cosa, en lugar de que Seonghwa lo abrazara y empezara a acariciarle la cabeza. Como si estuviera consolándolo ¿Tal vez es lo que pretende? En las costumbres griegas, nacer con dificultades físicas de cualquier tipo ser aun hecho muy triste y hasta discriminatorio a la larga.

Lo palmea en el brazo. Está bien. No es tan grave y no quiere que piense que se siente mal. Se sienta y limpia su nariz que había empezado a sangrar. Sentado ahí, sobre sus rodillas y teniendo la borrosa mancha rosada delante suya, no resiste entrecerrar los ojos cada vez más.

—No distingo nada. Solo veo lo rosa—murmura para sí mismo—. Lo siento, no creo que sea buena idea que estes aquí ahora, hoy, jamás. Me podrían matar.

—No mueras.

Hongjoong no sabe que es ese zumbido tan extraño en su cabeza. Como si cebro repentinamente hizo una conexión extraña y desagradable. Sacude la cabeza y Seonghwa da una risita, Hongjoong abraza sus piernas y la sirena agitando su cola y tomándolo de la mano.

The boy who found his soul || SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora