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Choi Yuna

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Choi Yuna

Agradecí de encontrar la arcilla totalmente pasada por los molinos. Por mi parte, dediqué mi tiempo a amasar la cantidad que iba a utilizar. Me costó un poco, ya que debía emplear un poco más de fuerza, haciendo que sea tan uniforme posible, para que, así, no ocurra algún accidente.

Tomé el trozo de arcilla, moldeado, para ponerlo sobre la mesa donde estaban todos los materiales que usaría. Tenía planeado hacerle un regalo a mi padre, y había pensado en una taza, con sus iniciales y las mías, estaba segura de que eso le haría ilusión. Mojé mis manos, y traté de darle forma poco a poco a la arcilla.

El problema fue, que antes traté de utilizar el torno, para hacer que la arcilla subiera un poco y abrir una abertura arriba, lo que salió mal y tuve que hacerlo aparte. Este tipo de errores no me habían sucedido, pero he estado tan distraída, que no sé lo que hago.

Me dejé caer sobre mi silla, al ver como el asa me había quedado espantosa. Si tan solo pudiera sacarme de la cabeza a ese hombre, todo sería más fácil.

La vergüenza albergaba mi cuerpo cada vez que recordaba que supo que lo tenía dibujado en mi cuaderno. Maldición, si tan solo no fuese el mismo que frecuenta el club nocturno, tomaría valor de acercarme más, pero era obvio que nadie podría querer a alguien que trabaja como stripper en un bar, por qué así era.

Contradecir a mis sentimientos era lo peor. Sentí algo por él hace 5 años, y lo sentí de nuevo, justo cuándo lo volví a ver. Me parece alguien digno de descubrir, pero al no ver la reciprocidad, se convertía todo nulo.

Puse mi frente, en la orilla de la mesa, teniendo ahora a la vista mis zapatillas. Era un desastre humano. ¿Por qué el señor hoyuelos no sale de mi cabeza? No quiero sentir nada por nadie, no quiero enamorarme y salir perdiendo. No es un deseo abrir más las heridas que no sanaron.

Tal vez, debería acabar esta taza, dejarla secar y empezar con mis proyectos, usando el barro y traer de vuelta esa escultura.

Hoy los niños no tenían clase, por eso había aprovechado para practicar más tiempo. Tenía un pequeño alivio, pero todo se iba al recordar que al ser sábado, me tocaba salir a las 4 de la mañana del club, además, mi padre me había pedido que fuese al restaurante.

Limpié todo lo que había ensuciado, ordené y coloqué las cosas en su lugar. Llegaría a tiempo, así que decidí ir caminando. Es más, me ayudaba a pensar mientras escuchaba música. Últimamente, no dejaba de escuchar canciones de Billie Eilish, era como un gran respiro a cuándo me sentía atascada y desbordada de sentimientos.

Parecía que hoy era de esos días en los cuales, pienso si de verdad vale la pena que haga todo lo que hago. Trabajar en ese bar, que por más seguridad que haya, siento que destroza mi dignidad poco a poco. Darle la mitad de mis ganancias a mi padre, solo por qué me sentía culpable que se dedicara solo a mí.

WARM | KIM NAMJOON [Sinful #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora