4. Primera Carta. La verdad

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Se que has preguntado sobre nuestro pasado más veces de las que puedo recordar. Me has preguntado sobre nuestras cicatrices y el origen de tu incapacitante estado físico. Piensas que provenimos del mismo lugar y que tenemos cosas en común, pero no podrías estar más alejada de la verdad.

Nuestro pasado está conectado, pero converge justo en el punto medio. El punto en el que nuestros mundos chocaban en una pelea por dominarnos mutuamente. Allá afuera es muy distinto a lo que ves en esta isla. En el mundo existían tres tipos de personas, los lobos que vagaban de un lado a otro en busca de presas fáciles, las ovejas que a duras penas lograban sobrevivir en el campo, y, finalmente, los pastores que dedicaban sus vidas a proteger a las ovejas de su inevitable destino.

Yo era un lobo, y tú, un pastor. Yo pertenecía a un grupo llamado el Loto Rojo mientras que tú apoyabas el movimiento del maestro de los cuatro elementos. Dos grupos que han estado peleando durante siglos por el control del destino de la humanidad.

Mi misión siempre fue destruir todo lo que quedaba y llevar al mundo a un nuevo inicio sin personas que lo pudieran habitar y corromper. En cambio, tú peleabas por el rescate de lo que queda de la humanidad con la esperanza de poder hacerla renacer de las cenizas. Somos agua y aceite, polos opuestos. Mis manos han castigado y ejecutado a más gente de la que soy capaz de nombrar mientras tus manos han castigado a gente como yo en un intento por salvar a la gente que lucha por un futuro con familias grandes y tierras fértiles. 

Sin embargo aquí estamos los dos, atrapados en una isla olvidada por todos menos sus tranquilos habitantes que no han hecho otra cosa que vivir en paz mientras el resto del mundo ardía en llamas. Somos forasteros en un paraíso que jamás formó parte de nuestra guerra.

Tu supervivencia fue algo difícil de presenciar. Aún no me queda claro el motivo por el cuál decidí rescatarte. Una parte de mi deseaba que no lo lograras, me sentía atemorizado por tu presencia e intimidado por tu voluntad de vivir. Estoy seguro de que solo tú podrías sobrevivir semejante maltrato físico, después de todo, aquí estás, más sana de lo que alguna vez creí posible.

Creo que tu falta de memoria nos ahorró a los dos un fuerte disgusto pues tu incapacidad de reconocernos me ha ayudado a garantizar tu seguridad. Tal como me lo has dicho tantas veces, eres como un cascaron vacío. No hay consecuencias para mí si tú no sabes con quién estás hablando y así la paz en la isla se ha visto ininterrumpida hasta el día de hoy.

De cualquier manera, habiendo aclarado esto, lo que en verdad quiero decir es lo siguiente. Más allá de la enemistad que comparto contigo, la verdad es que conozco poco sobre ti. Las respuestas que buscas no las tengo, tú solo eras un objetivo, yo tenía que matarte porque así se me fue enseñado desde pequeño.

Creí poder mantener la paz entre nosotros por tiempo indeterminado, pero en vista de los recientes acontecimientos me temo que la ilusión está por romperse. Con suerte recuperarás los recuerdos que tanto echas de menos pues la mujer que encontraste en la cueva es, al igual que tú, otra fiel seguidora del Avatar. Una aliada que podrá contarte sobre tu vida más allá de esta isla.

Restringida y resguardada como se encuentra ahora, en contra de los deseos de los monjes, no creo que seamos capaces de contenerla por mucho tiempo. Gyatso querrá liberarla en cuanto confirme que la mujer no es una amenaza, y a excepción mía, no creo que la heredera de los Sato represente una amenaza para nadie. Después de todo, yo soy el único monstruo en este lugar pues Ikem y Shoji aún son demasiado jóvenes y no alcanzaron a manchar sus manos como yo manche las mías.

Es por eso que quiero que leas lo que tengo que decir antes de que tus recuerdos traigan con ellos el juicio que ya tenías sobre nosotros. Quiero que escuches a este viejo miembro de la Orden del Loto Rojo y juzgues en base a lo que te ofrezco. 

Nuestra organización albergaba vidas importantes que también merecen ser recordadas por la caída de nuestro imperio.

Antología. Futuro Incierto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora