{Capítulo 41}
THUNDER
Todo empezó de forma inofensiva. Un coqueteo divertido.
Pero esas palabras... Esas palabras me habían golpeado con fuerza.
Y me encontraba realmente mal. Fuese por la comida que había intentado cocinar o por un simple malestar que me hacía sentir culpable.
Es decir, yo no... No había hecho nada con Sigh, era mi amiga.
Vale, jamás la había visto como tal. Sí la sentía como una compañera cercana, pero me molestaba pensar en ella en la compañía de otros hombres. Por lo que en ese momento supe que algo dentro de mí estaba mal. No podía estar ocurriendo esto. Era lo único que no necesitaba en un momento así.
Una simple declaración no podía desestabilzarme hasta el punto de no contestar sus llamadas por dos días enteros. Ni siquiera fui capaz de abrir la puerta cuando la misma la había aporreado una y otra vez hasta que, cansada, se rindió.
Me pasé las manos por la cara y respiré profundo. Ante cualquier problema la música y mi serie de confianza eran una tirita en el corazón. Por lo que, como lo primero me recordaba a ella —y sabía lo dramático que estaba siendo por ello—. me decidí por la segunda y me acurruqué en la cama sin intención por moverme de allí en horas y horas. Pensé que pulsar el simple play a un capítulo aleatorio de la famosa serie Stranger Things solucionaría mi pequeño bajón, pero no lo hizo. Me sacó ciertas carcajadas debido a conversaciones entre dos de mis personajes favoritos que ya casi sabía de memoria.
Pero aun así, todo avance me volvía a poner en la casilla de salida; Sigh.
Qué diablos me estaba pasando. Me pregunté una y otra vez, sin encontrar respuesta alguna.
Tuve que ponerle pausa al capítulo y dejar el móvil a un lado. Apenas la conocía como para sentirme de esta forma. Por qué... Por qué me sentía tan vulnerable al respecto. Me sentía como una frágil copa que con un simple empujón habían arrojado al suelo y se había hecho pedazos con una facilidad deslumbrante.
Intentaba pensar en un por qué, pero no daba con él. Simplemente veía a lo lejos cómo todo mi mundo se venía abajo y yo estaba en primera fila, dejando que las olas más grandes me llevasen a las profundidades más hondas. Quedarme en estas durante un largo periodo sería lo mejor.
También llamado; ignorar el presente y huir de tus quehaceres.
Para empezar, había evadido todos los correos de Sigh entre otras muchas cosas.
Caí tarde en que ella no tenía mi número de teléfono. Ni siquiera habíamos pasado tanto tiempo juntos como para llegar a ese punto. Por lo que la escuela le facilitaría mi correo y ella, desesperada por contactar conmigo, lo intentó por ese medio.
Cosa que no le funcionó.
Una simple imagen de ella con alguien como Raider, que era la primera persona que se me venía a la cabeza, me hacía estallar en pedazos por dentro.
De celos lo más probable. Pero no podía evitarlo. Y me odié una y otra vez porque así fuese. No tenía ningún tipo de derecho a comportarme con ella como lo estaba haciendo, no lo merecía.
Pero algo dentro de mí estaba tratando de cicatrizar, era reciente, por lo que tardaría. En este momento no podía verla igual. No ahora que sabía que... tenía pareja.
¡Tenía pareja! Casi me grité a mí mismo. Tenía que pasar página.
Todo no se reducía a Sigh
Bueno...
No, tenía otras preocupaciones en mente. Estaba el dueto...
Oh, el dueto. En el que estaba ella, me obligué a matizar. Lo que no hizo por mejorar la situación. Me golpeé en la cara con la almohada que tenía a mano y enterré mi rostro en esta. Casi grité de impotencia. Estaba completamente perdido y no tenía razones para estarlo.
Quebec me volvería loco, lo tenía claro.
ϟ ϟ ϟ
Tenía el dueto en tres días. TRES.
Bueno, ya daba por hecho que me presentaría allí solo. Y si ella aparecía... entonces sería un hombre muy afortunado. Y no merecedor de su atención y cuidado.
Maldita Sigh White. Había sido mi perdición todo este tiempo y solo cuando había escuchado de sus propios labios esa agridulce frase que me había hecho sentirla lejos como nunca..., había sido consciente de que mi corazón palpitaba con mayor rapidez ante su presencia.
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Eléctricos suspiros
Fiksi RemajaThunder, su nombre era Thunder Iversen. Él llegó a Quebec, Canadá, para empezar una nueva vida, un nuevo comienzo. Tenía carisma, y le sobraba talento. El músico decidió no pasar desapercibido y así lo hizo con sus cientos y muy peculiares tatuajes...