CAPÍTULO 18: Zinnia

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La Zinia está asociada a los recuerdos y, sobre todo, al recuerdo de nuestros amigos. Por ello, plantar muchas en un jardín podría ayudar a recordar a los amigos ausentes.

Zinia rosa: falta de afecto o cariño.

Zinia roja: constancia, perseverancia o firmeza.

Zinia blanca: bondad, sensibilidad, ternura o tolerancia.

Zinia amarilla: recuerdo de momentos pasados.

Mezcla de distintas zinias: recuerdos de un amigo ausente.

Existen noches que a veces parecen irreales, como si hubieran sido un sueño o una pesadilla, según lo que se haya experimentado. Aquella última noche en Cerisier, el hostal que había acogido a las cuatro amigas durante sus vacaciones, fue una de esas noches. Lo curioso que tienen ese tipo de vivencias es que, a la mañana siguiente, parece que el hechizo y el encanto se ha roto, para bien o para mal.

Emma, que por primera vez en su vida no tenía ánimo para salir por ahí a olvidar sus problemas, después de partirle el corazón a Mara y de partírselo a ella misma también, se marchó a pasar la noche en una de las hamacas de la piscina, tapada con una simple toalla. Esta mañana, cuando despertó tiritando del frío, tuvo la sensación de que la discusión con su amiga había sido una horrible pesadilla. Ese deseo se desvaneció cuando recordó con nitidez cada una de las palabras que había dicho y, entonces, deseó de todo corazón que la tierra se la tragara. Cuando regresó a la habitación, Mara ni siquiera estaba allí. Se había marchado con todas sus cosas, y probablemente ya estaría esperando abajo a las demás. Emma hizo su maleta en el más estricto de los silencios y con el corazón encogido de dolor. Durante este día iba a tener que hacer un esfuerzo enorme por contener las lágrimas.

Las personas de aquel hostal que se habían levantado con mejor humor fueron Diego y Amelia. Entre ellos había surgido un verdadero entendimiento y estaban felices con la decisión que habían tomado de tratar de mantener una relación seria y seguir conociéndose. Ambos son conscientes del riego que supone, pero ninguno de los dos ha tenido nada tan claro en su vida. Quizá todo sea un error y fracasen estrepitosamente, pero algo que los dos tienen muy claro es que prefieren fallar a ni siquiera intentarlo. Debido al éxtasis que otorgan este tipo de decisiones, Amelia está de un humor increíble que sabe que no se corresponde con el que tienen sus amigas cuando las ve.

Las tres están en el hall de entrada, cada una de ellas mirando en una dirección distinta y sin hablar. Mara y Emma están claramente peleadas y sin ganas de dirigirse la palabra. Min-ho, por su parte, parece estar atormentado por sus propios pensamientos. Así que, Amelia opta por no mencionar nada relacionado con Diego por el momento. Está claro que no es la mejor oportunidad para hacerlo.

No hay señales de Assane, así que Diego se ofrece a llevarlas a todas a la estación de tren. Deben coger un tren a Montpellier y de ahí un vuelo a Granada. Así que aún les queda mucho, mucho tiempo por delante para compartir. En otras circunstancias, esto le habría parecido maravilloso a Amelia. Ahora, sin embargo, desearía que pudieran teletransportarse a casa sin tener que pasar por semejante viaje.

Cuando Diego las deja a todas en la estación y vuelve a aparcar su coche en el hostal, tiene que pararse unos segundos antes de bajarse para calmarse. Se lleva la mano al pecho porque siente que el corazón le palpita con demasiada fuerza. Se siente verdaderamente entusiasmado y aún no puede creer lo maravillosa que ha sido esta semana. Parece que su vida ha dado un giro por completo y que va a comenzar una nueva aventura que le llena de ilusión.

EL JARDÍN QUE DIBUJAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora