La presencia de Axel ante mí me congeló, fue como si un interruptor se apagase en la llama ardiente que eran mis emociones y simplemente me rendí ante él.
Él continuó con su mano dentro de mi pecho, agarrando mi corazón entre sus dedos. Por Primera vez desde que había renacido como vampiro, tuve un miedo inminente, él estaba a un movimiento de matarme.
Tenía el poder, el control de mi vida.
No sólo era el hecho de que amenazara con acabar conmigo lo que hizo que mis emociones se regularan. Sino también el hecho de que, por alguna razón, mi nueva naturaleza me enviaba oleadas de calma ante su presencia.
Algo en él resultaba como morfina para mi dolor.
Pareció estar haciendo un conteo mental al momento previo de soltar mi corazón y sacar su mano de mi pecho. Mis pies perdieron la estabilidad en el suelo y prácticamente, caí sobre él.
Axel me atrapó con gran agilidad, evitando que golpeara el suelo, aferrando sus manos a mi cintura y mi espalda baja.
—Todos fuera —ordenó el rubio, con el temple de un dictador—. ¡Ahora!
Los demás vampiros en la reserva lo contemplaron por un momento. Pero salieron de su estupefacción y prácticamente derraparon hacia la puerta, desapareciendo del lugar en cuestión de segundos.
Mi visión se tornó borrosa mientras él nos sacaba del calabozo, el cual yacía lleno de sangre y cadáveres.
Yo estaba demasiado conmocionaba para siquiera fijarme en el hecho de que tanto mi ropa como la de Axel se había calcinado con el fuego de ambos, dejándonos como el universo nos trajo al mundo.
Axel me llevó hacia uno de los múltiples sofás que había en la reserva. Y prácticamente me acomodó sobre él.
Dejando mi cuerpo desnudo y tembloroso sobre el cuero, se sentó a mi lado, escudriñando mi rostro con sus ojos grises, los cuales carecían de expresión alguna, parecía estar asimilando mis emociones antes de que yo misma pudiera hacerlo.
—¡Brock! —gritó, haciendo que su segundo al mando y guardia personal derrapase dentro del lugar en menos de un santiamén.
—Sí, ¿Amo? —inquirió el hombre.
—Ropa. Ahora mismo —ordenó, con su voz tensa. Me pareció que se reclinó más cerca de mí mientras Brock estuvo en la habitación, cubriéndome con su cuerpo—. Pídele a Cara que le traiga a Michelle una muda también.
—Como ordene. —Acto seguido, el soldat desapareció por la puerta.
Una vez que volvimos a estar solos, el rubio me sujetó de la mejilla clavando sus ojos en los míos. Queriendo ver en mi interior.
—¿Qué pasó? —Me preguntó por fin. Su voz dirigida a mí me trajo de vuelta a la realidad.
Y también se convirtió en un desencadenante que atrajo las lágrimas que se acumularon alrededor de mis ojos. No pude hacer más que volverme un novillo en el sofá. Intentando hacerme pequeña ante él, porque la humillación era demasiada.
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Corazón Resiliente #2
FantasíaMichelle Howard aborrecía a los vampiros con todo su ser, tenía como objetivo eliminarlos y luchó durante mucho tiempo para conseguirlo... Hasta que, por cosas del destino, se convirtió en una de ellos. Después de una guerra casi interminable, acab...