Женщины (RusMex)

🪷 𝕸𝖎 𝖑𝖚𝖟 🪷

Fans de Sandy, van a sufrir. No fans de Sandy, este es su capítulo.

Por cierto, el vídeo en multimedia es la canción que mencionaré en este capítulo.

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El silencio reinaba en aquella casa. Todo estaba tan tranquilo y apagado, hasta que ciertos latinos llegaron a su hogar.

—Ya llegó su lodo, puercas —México abrió la puerta de su hogar haciendo una pose victoriosa.

—Un gusto verlo de nuevo por aquí, señor México —Alonso estaba frente a la puerta, listo para ayudarles a llevar las maletas de vuelta a sus respectivos dormitorios—. ¿Qué tal su viaje por el sur de su territorio?

—Sinceramente, nada pudo haber salido mejor —se expresaba sonriente.

Chile iba detrás de su hermano, igual de sonriente que el latino de tez morena. Rusia por su parte estaba exhausto. No lo malinterpreten, no había odiado el viaje o se la había pasado mal. Simplemente estaba muy cansado después de tanto ajetreo. ¿Cómo demonios era siquiera posible que México y Chile tuvieran tanta energía y tanto aguante como para no estar igual de cansados que él?

—Cielos, niña, tú no te ves bien —Alonso ayudó a Rusia con su maleta—. Permítanos prepararle una bañera caliente y acomodar su cama.

—Un segundo —lo detuvo el euroasiatico antes de que el más bajo pudiera hacer alguna otra cosa—. ¿Podría por favor mover mis cosas a una de las habitaciones de invitados? Quiero devolverle su recámara a mi anfitrión.

—¿Qué? —demonios, ahora México no dejaría que completará su obra de buena fé—. Nada de eso, Ana, tú...

—México, basta —sujetó su hombro mientras hablaba—. Has sido amable conmigo, cosa que agradezco con todo mi ser y sé que jamás encontraré una forma de compensartelo. Pero esto me parece un abuso de tu confianza. Además, ya llevas tres meses durmiendo en la sala de tu propia casa, creo que es tiempo de que regreses a tu habitación. Con permiso.

Rusia se retiró subiendo las escaleras. Chile rascaba su nuca preguntándose que acababa de pasar. Si era bueno o malo. Estaba muy confundida. México por otro lado se lo tomaba a mal, quizás ella ya ni querría estar más en su hogar y quizás pronto se iría de ahí para no volver nunca más. No, no quería que eso pasara. Debía planear algo, y rápido. Oh, México, si tan sólo recordarás que actuar por impulso siempre es una pésima idea.

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Aquella tarde, Rusia había decidido llegar de sorpresa al trabajo de su amada. Quería terminar de apresurar las cosas, aún cuando sus sentimientos por ella no estaban para nada claros. Tan sólo quería terminar con esa estúpida maldición, por culpa de todo esto ahora estaba demasiado confundido.

Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que había otra mesera en su lugar de trabajo.

—Buenas tardes —saludo a la joven chica, era tan diferente—. Disculpe, vengo buscando a Sandy.

—¿A quién, perdón? —la niña lo miraba de pies a cabeza, analizandolo—. ¿Quién es usted?

—Soy vieja amiga de ella —comenzaba a ponerlo nervioso todo eso—. Por favor, sólo dígame dónde está.

La adolescente lo miraba con superioridad. Cómo si él fuera un pedazo de mierda que se le había quedado pegado en el zapato. Mascaba su chicle a la vez que hacía sus desagradables muecas de asco. Era inevitable y ridículo a la vez, pero Rusia se sentía inmensamente intimidado y avergonzado por una niña.