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YoonGi no sabía ni que estaba haciendo por el alcohol en su cerebro, solamente pensaba en la caliente de la situación de que estás comiéndole la boca a besos aquel alfa que lo tenía bajo de él en la cama.

Beso tras beso, estos mismos bajaron al pálido cuello de este. Succionaba y mordía como se le diera la gana, el menor solamente se dejaba ser por la nube que bloqueaba su cerebro.

El hombre quitaba aquel top que traía puesto si dejo los pezones duros y rositas al aire. El hombre mayor soltó una pequeña risa divertida mientras pasaba su lengua caliente por ese sensible pezón.

— Dieu .. tu as si bon goût .. — Escucho las palabras en francés de ese hombre. Claro que no las entendía.

— A-ahgm..~. —Gimió el joven mientras que cerraba sus ojos fuertemente.

— Dios, amo tus gemidos. — Dijo ese alfa con su voz más que ronca.

YoonGi no estaba para nada consiente de lo que estaba haciendo, pero el encantaba como ese hombre lo hacía sentir, beso, tras beso por su pecho hasta su ombligo. Retiro la falda que traía así pudo ver sus braguitas rosadas.

El alfa puso las piernas del omega sobre sus hombros y fue a las bragas del omega con sus dientes bajaban la ropa interior. Retiro de cada lado y las tiro fuera de la cama.

YoonGi gemia por el placer que estaba sintiendo en ese momento. El alfa metió dos de sus dedos largos antes de llevarlos a la entrada pequeña e hinchada, metiendo con cuidado. Estaba apretado y eso le gusta.

—  Je vais te faire voir les étoiles tout de suite..~ — dijo el hombre en francés.

YoonGi a la mañana siguiente se despertó por la molesta luz que entraba por la ventana

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YoonGi a la mañana siguiente se despertó por la molesta luz que entraba por la ventana.

Abrió sus ojitos en ese momento ya que la luz no lo dejaba dormir más, a parte su cabeza dolía bastante por la resaca que estaba teniendo. Se dió la vuelta para que no lo molestará.

— Mmhg.. — Abrió un poco sus ojos, hasta que su vista se pudo enfocar;

En cuando vio al lado de él estaba en la cama pudo ver la figuera de un hombre quien lo miraba con una sonrisa cuadrada algo peculiar. No traía camisa y solamente se cubría la cintura con una toalla blanca, ese cabello negro lo tenía peinado hacia atrás y aún húmedo.

— Bonjour. — Dijo ese hombre con su voz dulce, pero a la vez grave.

Un problema en París || Taegi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora