El día siguiente fue más pesado de lo que cualquiera podría pensar. En el juicio se decretó que el documento que controlaba a Genya quedaba desacreditado, el padrastro estará durante 8 años en la cárcel, mientras que a su madre la mandaron a recibir cita psicológica sobre lo ocurrido y hasta el día que el psicólogo no lo comunique los hermanos menores estarán con su abuela la cual aceptó la custodia provisional hasta ese día, aun así se le concedió que pudiera despedirse de sus hijos.
Por sorpresa del mayor, la madre aceptó su veredicto, cuando el juicio se acabó ya fuera su madre fue hacia los menores y tras besarlos y abrazarlos fue hacia los dos mayores.
—Mamá yo...
—No te disculpes, desde ayer me he dado cuenta de que no puedo seguir por el camino que iba, debo de proteger a lo más importante que tengo y sois ustedes, mis pequeños —se giró hacia Sanemi —cuida de tu hermano, me siento orgullosa de que nunca te has rendido.
—Muchas gracias mamá, dentro de poco seremos una familia.
—Solo tengo una última cosa que deciros —acarició cada mejilla de sus hijos con cada una de sus manos —sed felices, aunque todos os digan lo contrario.
—Mamá —el menor la abrazó mientras su hermano se mantuvo en su sitio—.
—Cuando esté bien, me gustaría ir a una comida entre todos.
—A mí también me encantaría mama —por fin el alvino hablo mientras una suave risa mostraba en su rostro, hacia tanto que esa mujer no veía esa sonrisa en el rostro de su hijo—.
Tras despedirse la mujer tomó el camino que se le había marcado, ya que esta tenía que firmar todavía unos papeles, durante ese tiempo Genya iría a por sus cosas. Cuando salieron del Juzgado se encontraron con Uzui apoyado en su coche, este solo levantó las cejas como buscando respuesta y Sanemi afirmó con la cabeza y el más alto entró en el coche para poco después entrar los dos hermanos, Sanemi entró en el asiento de copiloto y Genya atrás.
—Puede que tarde un poco Uzui-san, no tengo nada preparado para transportarlo.
—No te preocupes, tu tarda todo lo que necesites, como si quieres venir en dos veces o más a por tus cosas.
—Muchas gracias Uzui-san.
—No tienes que agradecerme nada.
Siguieron el camino hasta llegar a la casa y mientras Uzui iba abriendo el maletero los dos hermanos iban al interior de la casa, sin decir nada subieron a la habitación que hasta hace unos años era compartida por los dos hermanos, pero que actualmente solo ocupaba el pelinegro.
—¿En la habitación del fondo hay cajas?
—Creo que sí.
—Estás bien, voy a por ellas, ve sacando tu ropa.
—Vale —el hermano mayor fue a la habitación que se refería y acertó al ver unas cuantas cajas vacías y se sorprendió al ver dos cajas en las cuales ponía "Cosas de Sanemi"—.
—Genya, ¿Puedes venir?
—Claro —el hermano fue a ver lo que le ocurría a Sanemi y se sorprendió al ver las cajas —pensé que lo habían tirado.
—¿Qué son?
—Supongo que son toda tu ropa y todos los cuadros de ti.
—¿Qué?
—Ese tipo le obligó a mama a quitar cualquier rastro de ti en esta casa, lo único que le dejó son las que aparecemos todos, pero incluso las que salíamos solo nosotros dos se las hizo quitar.
—Entonces no lo llevamos también.
—¿No crees que a Uzui le moleste?
—Tiene un coche grande, si fuera el mío no cabría pero en el suyo si y son solo dos cajas.
—Jajaja.
—Coges esa que estaban vacías para tus cosas —mientras Genya le hacía caso, Sanemi avanzó por el pasillo y bajó las escaleras —¡Uzui empieza a guardar!
—¿Ya?
—Estas son cosas mías.
—Ains, está bien —mientras Uzui las guardaba Sanemi subió las escaleras y volvió a su habitación, su hermano ya había terminado una caja—.
—Genya, ¿estás bien?, podemos venir otro día.
—No... quiero irme ya de aquí —con dos cajas tuvo suficiente para sus cosas, guardó su portátil en la mochila donde estaban ya sus libros y ya se podría consideras que sus cosas ya se habían recogido—.
—¿Nos vamos ya? —el mayor cogió las cajas para bajar—.
—Me quedan algunas cosas.
—Ok, voy a bajar estas cajas —rápidamente bajó las cajas y tras dárselas a Uzui volvió y se encontró a su hermano sentado en la cama mirando una foto que estaba en su mano izquierda mientras en la derecha estaba un libro —ya está todo.
—Bien —el mayor caminó hasta él y se sentó a su lado— creía que mamá había tirado todo de ti incluyendo las que salimos solo los dos —le enseño la foto que tenía en su mano —esta fue la única fotografía que pude guardar —unas lágrimas comenzaron a amenazar con salir de su ojos pero un beso de su hermano en su mejilla lo hizo calmarse—.
—Llévatela, esa será la primera de muchas —mientras el alvino se levantaba de la cama el moreno guardaba la foto en el mismo libro y lo abrazó —¿vamos? —el mayor cogió la mochila—.
—Sí —tras sonreír él también se levantó y salieron de la habitación para tras bajar la escalera, salieron de la casa y se dirigieron al coche de Tengen y pon fin volvieron a tomar el camino para la casa de los dos alvinos, ese había sido un día muy largo—.
Cuando llegaron a la casa, los mayores se percataron que Genya se había dormido, debido a eso Sanemi cogió en brazos a su hermano y lo subió a su habitación mientras Uzui metía las cajas a la casa y las dejó en el pastillo. Sanemi como pudo destapó su cama, puso a su hermano en la cama, lo tapo y le beso la frente.
—Descansa Genya, ya acabó toda la pesadilla.
Continuará...
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Eres mi musa
FanficHistoria creada sin ánimo de lucro, solo con ganas de que os lo paséis bien leyendo. Todos los personajes le pertenecen a Koyoharu Gotouge. Saldrán los personajes vistos hasta la tercera temporada del anime, eso es lo único que se podría considerar...