𝐬𝐢𝐧 𝐝𝐚𝐫𝐧𝐨𝐬 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚 [FINALIZADA]

17

Emma

Me dio igual estar enfadada con Carlos, necesitaba un abrazo de él. En cuanto abrió la puerta me lancé a sus brazos, y él, sin entender mucho la situación, me abrazó con todas sus fuerzas.

–¿Qué ha pasado, renacuaja…?

–No sé, Charles me ha dicho que no quería seguir con lo que teníamos y necesitaba verte porque te echo de menos, pero estoy muy enfadada y dolida también.

–Tranquila… –dejó un beso en mi cabeza–. ¿Y como es eso? Si cada vez que hablaba de ti parecía que hablaba de una diosa que se le había presentado.

–No sé, da igual. Te odio, Carlos. Te odio –él me mira a los ojos y deja ir un suspiro. Le duele, y se le ve en la mirada–. Dios, no sé ni para qué vengo.

–Necesitabas apoyo, supongo…

–¡Pero estoy enfadada contigo!

–¿Quieres quedarte o…?

Me rindo y me hundo en su pecho. Lo había necesitado a mi lado. Él me abraza de nuevo y acaricia mi pelo.

–No vuelvas a hacer eso ni a alejarte de mí.

–No lo haré…

–Más te vale.

Deja un beso en la punta de mi nariz y me entra en su habitación. Me tumbé en la cama y miré al techo. Tenía miles de preguntas en la punta de la lengua.

–¿Quieres desahogarte…?

–Simplemente no entiendo nada.

–¿Por?

–Lo de Charles, ha sido por la cara.

–Cuéntame.

Me desahogué con él. Y acabé hecha lágrimas en su pecho. Me dolía, por alguna razón me dolía mucho, pero no podía obligarlo a estar de esa forma conmigo si él no quería o lo veía un error. Pero me ardía, me quemaba por dentro. No me dolía tanto algo como lo de Arthur.

–En fin, da igual.

–No puedes estar así… No mereces esto.

–No lloraba así desde Arthur.

–¿Lo amabas?

–Empezaba.

–Joder… me sabe mal por ti, bichito.

–No importa, lo superaré.

–Siempre lo superas.

–Pues por eso, no voy a sufrir.

–No sufras, hay muchos.

A la mañana siguiente fui a desayunar yo sola al buffet del hotel mientras Carlos dormía. Hubo tres que me sonrieron. Bueno, bueno… Hamilton, Lando, y… ¿Gasly? ¿No se supone que él y Charles son mejores amigos? Joder, toma mejor amigo. Me senté a comerme unas tostadas y me sentí nerviosa.

–Hey, ¿y Charles? –se acercó Lando.

–Y yo qué sabré.

–No sé, siempre os la pasáis juntos.
Después del GP nos vamos de fiesta, ¿vas a venir?

–A las fiestas no se les dice que no que ahí coges cacho.

–No sabes tú nada… –se ríe. Le guiño un ojo, y veo que sus mejillas se colorean. Primer objetivo fichado. Faltan los otros dos.

Esa noche, salimos todos a una discoteca de por la zona. Charles no había venido. Me parecía muy raro viniendo de él, pero bueno, era la última persona en la que iba a pensar hoy.