𝗕𝗡𝗛𝗔 𝘁𝗵𝗿𝗲𝗲 𝘀𝗵𝗼𝘁
❝Siempre estuve sola.
Nunca conocí a mis padres y tarde en darme cuenta cuál era mi don.
Y como sabe, los años pasan.
La soledad se hacía cada vez más presente dentro de mi vida hasta que al final, se convirtió en una d...
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𝐓𝐄𝐍𝐊𝐎 𝐒𝐇𝐈𝐌𝐔𝐑𝐀 tuvo una madre hace mucho tiempo...
Su nombre fue Nao.
Recordaba sus bucles color chocolate y su mirada dulce del mismo color. Su actitud paciente, su sonrisa suave y sus abrazos reconfortantes. Lo hacía con claridad.
Tomura Shigaraki no tenía una, pero tanto Tenko como Tomura coexistían en un mismo cuerpo.
Es por eso que él jamás pudo verte como tú querías: como a una madre, pero eso no tenías por que saberlo.
━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━ Kurogiri estaba lavando la barra del bar. Siempre había tenido una manía por mantener el lugar limpio, ya que si no lo hacía él, nadie lo haría.
O solamente que viniera Madre a hacerlo.
El teléfono sonó, de la nada. Tomó desprevenido a Kurogiri, que dio un brinco de la impresión y se dirigió hacia él para descolgarlo.
— ¿Hola?
— ¡Kurogiri! —hablaste desde el otro lado en la línea —. ¿Ya comieron?
Dejó salir un suspiro ante la pregunta. Indiscutiblemente, tú no cambiarías.
— No, aún no.
— Que bien — le dijiste —. Bueno...no que bien que no hayan comido, me refiero a que...no importa, Kurogiri. Llevo comida. Dile a Tomura que le llevo los salchipulpos que le gustan.
— No creo que sea una buena idea, Madre...
— ¿Con quién hablas, Kurogiri? — preguntó el mismo Tomura mientras entraba al bar. El mencionado se exaltó por la voz de su protegido y se dijo a sí mismo sobre lo sensible que se había vuelto.
— Ah...—masculló y agregó —. Con Madre.
Tomura permaneció indiferente. Caminó por la madera hacia uno de los asientos de la barra y se sentó, colocando sus antebrazos sobre la mesa.
— ¿Qué es lo que te está diciendo? — fue una orden, Kurogiri tenía que cumplir esa exigencia como si la vida de su protegido se fuera en ello.
— Traerá algo de comer — le dijo. Tomura entrecerró los ojos que se le asomaban por la máscara.
— ¿Y el maestro lo sabe? — preguntó.
— Supongo que no.
— Dile que no venga, entonces — le dijo, moviendo su mano como si quisiera ahuyentar tu presencia de ahí.
— De acuerdo — habló Kurogiri y regresó al teléfono —. ¿Madre?
El pitido de la llamada era lo único que se oía, por lo que Kurogiri quiso suponer que ya habías colgado y que estarías ahí dentro de lo que esperaba. Dejó salir un suspiro antes de acomodar el aparato en su lugar.
