Día 4.4.

37 1 0
                                    

Me acerqué a Pablo lentamente, apoye mis brazos en su pecho y él me agarró de la cintura. Me acercaba poco a poco a su cuerpo y yo buscaba ansiosa sus labios. Nos besamos, como si nos echásemos de menos aun sin habernos probado y nos fundimos sin pensar en nadie ni nada más. Nuestras manos se deslizaban continuamente bajando y subiendo de nuestras espaldas, acariciando su cuello y acercándolo más a mí, me hallaba yo. Parecía que todo era más fácil ahí en sus labios. Rápidamente me deslizó hacía el sofá y nos dejamos caer.

El sonido constante de mi teléfono hace que tengamos que separarnos y, mientras cojo el teléfono y miro los mensajes, parece que él ya está deseando volver a besarme y, para qué mentir, yo también.

"Esto pasa por no haberte vuelto a casa cuando tocaba. ¿Vas a ir a casa, no?" -recibo de mi hermana.

"Tu no te molestes en ir, eh" -le envío.

"Yo no puedo, tú sí" -me dice contestándome.

"No te preocupes, tu sigue divirtiéndote, como siempre" -le digo finalizando la conversación.

-Ya tengo el billete del AVE, Pablo, sale mañana a las diez. Es ya la una y media de la madrugada, debería irme ya a dormir.

-Te voy a echar de menos, Anna, mucho.

-Ya no volverás a verme.

-Espero que eso no sea así y el destino vuelva a acercarte a mí -me dijo con la mirada totalmente perdida y, sinceramente, yo también lo esperaba-.

A penas continuamos la conversación. Simplemente, nos miramos y sabíamos que estos días habían merecido la pena. Me subí a la bohardilla y busqué en los cajones un papel donde poder describir todo lo que tenía en mi cabeza:

"Buenos días, Pablito. Curiosamente te conozco prácticamente desde que llegamos. Estos días han sido un maldito desastre en mi vida pero tú siempre has supuesto un gran apoyo. Te voy a echar de menos. Estoy muy contenta por haberte conocido, mucho, de verdad. No te olvidaré fácilmente, eh. Cuídate, quiérete (un poco menos, creído) y, si alguna vez volvemos a coincidir espero que sea en un restaurante chino. Gracias, sin más.
Con cariño, hacia alguien que me hace desconectar.
Pd.: Le cogí cariño a esta pulsera, me la regaló mi padre hace muchos años. No me olvides, anda.
Anna."

Enamórate de BarcelonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora