Única parte

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Única parte: 𝕮𝖊𝖑𝖔𝖘 & 𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘.

La esfera nocturna brillaba en todo su esplendor y aquellas bolas de fuego salpicando sus alrededores, hacían gritar el firmamento que la media noche había llegado. Tal vez el baño de la débil luz que daba la luna y el ardiente fuego de las velas era una combinación armónica, pero no lo suficientemente fuerte como para que la oscuridad no reinara en el ambiente, pues los miembros que se encontraban en aquel edificio abandonado debían ajustar su vista para no perderse en la sombra.

– Hisoka, ¿quieres darle su espacio personal al jefe? Eres como una jodida sanguijuela –dijo Nobunaga, viendo con molestia al pelirrojo.

– Claro que sí, lo haré cuando él mismo me lo pida.

– De hecho... Ya te lo pedí como tres veces –contestó el pelinegro con una diversión serena, sonriendo, su actitud pacífica nunca la dejaba atrás.

– Oh... –balbuceó Hisoka–. ¿Cómo quieres que me aleje? Si sigues sonriendo así, seguiré fingiendo que no te escuché, así como las tres veces anteriores.

Amenazó el mago, quien estaba sentada a lado de Chrollo hombro a hombro. Para el líder de la araña era fácil ignorar la presencia de Hisoka, aún si este estuviera casi encima de él; otra cosa que admiraban las demás arañas de su líder. Por supuesto que Kuroro preferiría (tal y como dijo Nobunaga) su espacio personal, sin embargo, tampoco es como que le molestara tanto la presencia del otro. No sabe si es por su vigorosa paciencia o simplemente se había acostumbrado.

– Eres imposible –respondió Chrollo rodando los ojos, volviendo su atención a las gastadas páginas entre sus manos.

Ya era costumbre para los demás ver al Morow sobre su jefe, siempre estaba a su lado leyendo junto a él, sacándole platica, o simplemente existiendo a su lado.

O bueno... Era costumbre hasta que Hisoka regresó con una tarjeta de cazador con él.

Todavía había miradas coquetas y sonrisas seductoras de parte del ya cazador, pero ahora, no le seguía como unos bebés patos siguen a su mamá pata. Incluso, ahora parecía haber tomado el papel de ser solitario y antisocial, siempre agarrando los lugares más recónditos como si de un niño tímido se tratase. Antes le encontrabas parloteando hasta por los codos de cualquier tema, de cómo voló una mosca o arruinándole los finales de los libros que leía Lucifer tratando de impresionar, ganando más bien una mirada asesina. Mientras que ahora, no mantenía una conversación con nadie si no era para molestar por diversión o para mandar audios extraños, porque ahora, lo que no dejaba ni a cinco centímetros de radio de él era su celular.

– Hey ¿acaso estoy interrumpiendo tus vacaciones improvisadas en medio de mi discurso? Lo siento, que descortés de mi parte.

Aquel diálogo hizo despertar somnolientamente a Hisoka, abriendo los ojos con pesadez y esfuerzo, aleteando lentamente sus pestañas para mantenerlos despegados. Ni él mismo se había dado cuenta que se había quedado dormido, tal vez era su culpa por haberse acomodado en aquella cómoda posición y en el ventanal que se encontraba un poco apartado de todos, puesto que las voces eran más como simples susurros que actuaban de somníferos auditivos.

Y aunque la voz adusta le había despertado abruptamente, la vista hacía sus pupilas dilatarse y su boca salivar. Era Chrollo frente suyo, mirándole desde abajo con su característico porte autoritario. Oh, como le gustaba.

– No te preocupes, te perdono –tanteó peligrosamente el territorio y cortó la tensión con el afilado cuchillo de su humor.

Una vena arriba de la ceja del pelinegro amenazaba con reventar, no por el hecho de que todavía haya tenido el descaro de tomarse su tiempo estirando sus músculos o bostezando justo delante suyo, sino que no se tomará enserio su molestia, o que simplemente no le tomara enserio a él.

Celos || HisoKuroroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora