25. Inquietudes.

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Los rumores son ese tipo de cosas que no duran demasiado en silencio, sino que pasan de unos a otros rápidamente. Y es increíble, pero cuanto más sorprendentes son esos rumores, más rápido se propagan.

A veces, incluso más rápido que la propia dinamita. Ya sabéis ese dicho, supongo.

Pero es aún más impresionante cuando lo ves en vivo y en directo. Porque recuerdas cuán cierto era. Ves claramente que algunos rumores, sean ciertos o falsos, son tan jugosos que es imposible resistirse a contarlo. Creedme, porque yo soy la más dada a contar hasta el mínimo y más triste rumor que pasa por mí.

Es algo difícil de controlar. Y como ya he dicho, es más difícil cuanto mayor o más emocionantes son. Y como ya os imaginaréis que uno de los cotilleos estrella de esta semana y de toda la temporada será el hecho de que Víctor y Carol, después de tantas historias y tras un año de tiras y aflojas, estén juntos.

Una noticia que no creo que siente bien a casi nadie. No olvidemos que el chico tiene demasiadas admiradoras como para que la noticia del siglo sea que ahora que por fin el chico estaba soltero y disponible para todas, de repente, vuelva a estar pillado. Además, no por una cualquiera, sino por la que hace tan solo unos cuantos meses, llegaba nueva al instituto y arrasaba con todo lo que tocaba.

Ya hemos visto que incluso con la relación tan tóxica del rey y la reina del instituto.

Al menos, ya hemos visto mucha llama entre estos meses. Por esa parte, me parece que todo va como la seda y debemos dejar a los tortolitos descansar. Al menos, solo por ahora. 

Centrémonos entonces en la otra parejita de moda. Esa que no está tan feliz.

Sara lleva de morros semanas, ni siquiera Carol ha podido sonsacarle del todo qué ha pasado. Al parecer, su problema tiene cuatro letras. D-A-N-I. 

Pero más allá de eso, todo es silencio por parte de la rubia hacia cualquiera. Y es que, dicen que ni siquiera se habla demasiado con el propio Raúl. Parece que el rechazo sienta muy mal a todo el mundo, pero a Sara aún más.

En los pasillos del instituto se nota demasiado el calor de la calefacción gratamente, ya que fuera hacen siete tristes grados. Las vacaciones de navidad están a la vuelta de la esquina y todos parecen no ver los exámenes de final de trimestre, porque parecen más preocupados de tener conversaciones interesantes en el pasillo que en estudiar.

— ¿Quieres un café o algo? —Carol coloca sus grandes y claros ojos en la chica que tiene delante, que ni siquiera la mira.— Voy a bajar a la cafetería.

Sara sigue enfrascada en su libro, que por raro que suene, no es de alguna asignatura de ese año, sino de una novela. Su amiga sigue observándola esperando una respuesta, que segundos después, sabe que no llegará. Posa entonces su mirada en la lectura de su amiga, dudando si insistir quitándole el libro de delante.

— ¿Qué lees?

La chica parece ensimismada en cada letra impresa en el libro que tiene delante, pero tras unos segundos, suspira. Ni siquiera aparta la mirada de allí.

— Fahrenheit 451.

— ¿Y de qué va?

Ninguna se mueve de su posición, pero Sara tras pensárselo, baja el libro y mira seriamente a su amiga, con una mirada casi neutral. Muy dura.

— No te gustaría. Es todo una auténtica locura. 

Ambas se quedan mirándose a los ojos durante unos largos segundos, que sobre todo a Carol, se le hacen eternos. Lanza un suspiro captando su indirecta y tras apartar la mirada, desaparece en dirección a la cafetería en silencio y muy sola.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora