Capítulo 12: Rescate

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Wayn tenía todas las obligaciones de un grumete normal y corriente: limpiar, ordenar, realizar las vigilancias, servir, ayudar en la cocina y realizar cualquier pedido que le hagan los piratas. Además de ello, también tuvo que cuidar de Adit, quien se quedó en su escondite, y darle informes diarios a Kric sobre todo lo que hiciese o dijese.

Sus días eran largos y agotadores. Aunque cuidar de Adit era relativamente sencillo. Solo debía de entregarle tres comidas diarias y llevarse las botellas con los desechos. También se encarga de hablar con él para mantenerlo al tanto de lo que hacían los piratas y sus intenciones. Le había caído bien el chico, por lo que iba a intentar ayudarlo a mantenerse a salvo. Por lo menos, hasta que llegasen a Det 9. Para lo cual no quedaba mucho tiempo.

Fueron unos días tranquilos y agradables en el barco. Sin ninguna pelea o discusión. Solo un poco de mal estar por las semanas que pasaron encerrados en el barco y emoción por volver a pisar tierra firme.

Cuando tan solo quedaban unas pocas horas para llegar, el radar del barco de los parias detectó la llegada de un objeto a gran velocidad. Era pequeño, más que un barco, pero por el rumbo directo a la colisión con su barco, supusieron que se trataba de una lanceta. Un tipo de nave monoplaza capaz de alcanzar grandes velocidades debido a su núcleo de Belli fundido, el cual le proporciona una gran potencia, permitiéndole alcanzar grandes velocidades, pero sin perder el control de la nave.

Una lanceta era lo que Frogat le había podido conseguir en poco tiempo. Por lo caras que eran, Kyman sabía que había hecho todo lo posible para obtener la nave que le pidió, pero, en la situación en la que se encontraba, una lanceta era su mejor opción para llegar rápidamente hasta el barco de los parias. Sin embargo, al ser una nave monoplaza, debía de asegurar la integridad del barco de los Parias para poder llevarse a Adit en ella.

Kyman hizo que la lanceta sobrevolase la nave de los parias rozando su mástil, adentrándose dentro de su atmosfera, para así poder saltar sobre la cubierta. Los piratas no intentaron derribar la lanceta con sus cañones, era demasiado pequeña y rápida como para darle. Ellos se prepararon en la cubierta para defenderse de Kyman. Tenían la vaga esperanza de poder vencerlo en el terreno conocido. Majaderos. La desesperación les hizo perder la cabeza y Kyman les hizo perder la vida.

Mientras Kyman masacraba a sus subordinados, viéndose a las puertas de la muerte, viendo como todos sus planes se iban por el desagüe, viendo que su padre iba a salirse con la suya; Kric decidió matar a Adit.

Por todo el alboroto que se había armado, y escuchando los gritos de desesperación y dolor de los piratas, Adit quiso salir para encontrarse con Kyman. Se deslizó entre las cajas y estanterías hasta la puerta y, estando a poco de abrirla, esta se abrió sola, mostrando a un alterado Wayn, quien había ido corriendo hasta la bodega para sacar de allí a Adit. Sabía perfectamente que su jefe, viendo truncados sus planes, iba a llevarse consigo a Adit para joder a su padre.

—Ven, conozco un escondite que nos dará tiempo hasta que Kyman lo mate —dijo Wayn rápidamente para no perder tiempo. A continuación, lo agarró del brazo y lo arrastró hacia otra parte del barco, a uno de los escondites que tenía por el barco. Nadie conocía tan bien como él aquel barco. Se había dedicado a escudriñarlo a conciencia por si algun día debía esconderse por culpa de una incursión enemiga. Por suerte, fue previsor y ahora podría esconder a Adit de Kric.

El escondite no estaba muy lejos de la bodega. Este se trataba de un conducto de ventilación que, en aquella zona, se ensanchaba lo suficiente como para que cupiesen ellos dos. Se encontraba en el hueco debajo de unas escaleras, escondido detrás de unas cajas. Se escondieron allí lo mejor que pudieron, intentando dejarlo todo como se lo encontraron para que Kric no sospechase nada.

Los gritos se prolongan por demasiado tiempo. Por haber estado tanto tiempo pilotando la lanceta y la nave imperial, habiendo descansado tan poco tiempo, Kyman estaba agotado. Por ello, le costó más tiempo en eliminar a los piratas. Es más, a ratos, parecía que estos podían llegar a tener una oportunidad. Uno de ellos llegó a herirlo. Le realizó un corte poco profundo en uno de los brazos. No obstante, Kyman terminó eliminándolos a todos.

Ese preciado tiempo que perdió Kyman limpiando la nave de la tripulación pirata, lo aprovechó Kric para ir a por Adit. Reventó la puerta de la bodega y todas las cajas a su paso, esperando encontrarlo encogido en alguna esquina, temeroso por los gritos de la masacre de la cubierta. Sin embargo, no se encontró a nadie allí. Salió apresurado de la bodega y continuó por el pasillo. Reventó cada puerta que se encontró, encontrándose al otro lado habitaciones vacías. También destruyó cada caja que se encontró.

Desde su escondite, pudieron escuchar cada golpe y como estos se iban acercando rápidamente. Wayn sabía perfectamente que, a pesar del acuerdo que tenía con Kric, sus ansias por causarle un mínimo daño a su padre eran mayores, por lo que le importaría poco matarlo.

Él cerró los ojos esperando una muerte segura, mientras que Adit solo se mantuvo expectante. Esperó a que este estuviese lo suficientemente cerca del escondite y a que Kyman estuviese lo suficientemente cerca de él. Quería ver con su propio ojo la desesperación en los ojos de Kric al ver como nada de lo que había hecho había servido para joder a Zayre.

En el mismo momento en el que Kric rompió la caja que escondía la rendija de su escondite, Kyman aparecía por el pasillo y Adit, tocando a Wayn, dio una palmada. Ambos jóvenes aparecieron en el suelo, detrás de Kyman. Kric vio perfectamente como estos aparecían repentinamente después de escuchar una palmada.

Kric solo pudo reír amargamente al comprender por qué era tan importante Adit para Zayre. Aquello fue lo último que pudo hacer antes de morir decapitado a manos de Kyman. Lo último que vio Kric antes de que su cabeza tocase el suelo fue como Kyman destrozaba su cuerpo a conciencia.

Después de que la cabeza de Kric rebotase, Kyman se giró para terminar con el trabajo de limpieza. Al ver sus ojos furiosos y como se acercaba a ellos con las manos rectas y ensangrentadas, Adit sacó a Alvedo, su arma, y se colocó delante de Wayn para protegerlo.

—Él me ha estado cuidando —dijo Adit, apelando a la parte humana de Kyman.

—¿Y?

—Dejémoslo en algún puerto.

—Conoce tu cara.

—No dirá nada.

—Si lo torturan, lo hará.

Se quedaron unos segundos mirándose a los ojos. Por un lado, Adit pensó lo más rápido que pudo una forma de salvarle la vida a su compañero mientras estaba pendiente de protegerlo de todos los ataques de Kyman. Por otro lado, Kyman intentaba atravesar la defensa de Adit. Él nunca había peleado contra él, por lo que sus movimientos eran extraños y difíciles de prever.

Adit se movía junto con Wayn por aquel pasillo sin ningún tipo de restricción gracias a su poder. Para evitar que Kyman pudiese planear alguna jugada para vencerlo, se aseguraba de que el golpe que este fuese a dar fuese certero, cambiando su posición en el último segundo. Pero aquella situación no podía prolongarse demasiado. En algún punto, la resistencia de uno de los dos iba a acabarse.

—Nosotros dos no podemos manejar solos el barco —dijo al fin Adit, dándose cuenta de aquel pequeño detalle. El barco, por sus dimensiones, no estaba preparado para que dos personas lo navegasen. Con tres sería aún difícil, pero ayudaría bastante.

—Sí podemos.

—Si estuvieses en buenas condiciones, sí. Pero como estás ahora... no.

Kyman se quedó un instante quieto, dándole un respiro a Adit.

—Está bien —sentenció finalmente Kyman, relajando su postura y marchándose a limpiarse la sangre.

—Te devolveré el favor —dijo Adit, determinado a que Wayn sobreviviese a aquel viaje.

Los tres sabían que, en el momento en el que llegasen a un puerto seguro, Kyman iba a matar a Wayn. Pero Adit no iba a permitirlo. Si hacía falta, usaría todo su poder para enviar lejos a Wayn. Donde Kyman no pudiese matarlo.

Hasta el Infinito Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora