Capítulo 3 [Madre de un pequeño engendro]

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No sabía cuantos días habían pasado. Había sido drogado con una extrañaba hierba para permanecer postrado en el suelo y no mostrar ni pizca de resistencia al momento de ser abusado nuevamente por aquel hombre llamado 'Sasuke Uchiha', quién lo había convertido en su juguete personal por no se sabe cuanto y lo mantiene guardado en su tienda de campaña.

Entonces, por primera vez en días (probablemente), aparecieron nuevamente esos dos lacayos que no veía desde el primer día de su pesadilla. Nadie más que no fuera el general había cruzada esa entrada desde aquel día.

Ambos hombres se pusieron a los costados de un somnoliento Naruto y lo levantaron por ambos brazos. El rubio apenas y podía mantenerse en pie. El efecto de las drogas lo hacían ver todo con nitidez y espesor, sus piernas flaqueaban débiles y su cabeza daba vueltas sin detenerse.
No era consciente de lo que hacía ni donde lo llevaban.

Fue llevado a un pequeño barco japonés junto a quién sería su agresor. Este les pidió a los soldados que dejaran al Namikaze en su habitación en el barco y se marcharan luego.

Una vez Naruto sintió la comodidad de un colchón por primera vez en meses, sintió un placer enorme que no provocó nada más que hacerlo caer en el sueño profundo.

•••

—¡Ah!— exclamó asustado y levantándose de inmediato y sentándose en la enorme cama matrimonial.
Estaba desnudo y su cuerpo dolía de extraña manera. Miró a su alrededor y vió a un costado de la cama como aquel hombre que le había causado ahora su más grande pesar se terminaba de colocar los zapatos. Esta vez no llevaba el uniforme militar que el correspondía, más bien vestía de una forma un tanto más hogareña (si así se le pueden llamar las telas de alta clase que llevaba consigo).

Naruto desconocía cierta parte de la cultura en Japón, no obstante pudo darse cuenta por los ropajes del Uchiha y por la enorme y lujosa habitación, que ya no se encontraba en el bote enemigo en el cual fue—prácticamente— secuestrado.

El llamado Sasuke traía puesto una "hakama" en la parte inferior y un"haori" en la parte superior. Había terminado de ponerse sus zapatos "zori" y ahora de pie, se colocaba el cinturón y se dispuso a marcharse. No sin antes mirar a su víctima ya en el marco de la puerta.

—Vístete con las ropas que te dejé ahí y ve a ver a Sarada, volveré al atardecer.— ordenó, luego se marchó cerrando la puerta corrediza y dejando al Namikaze solo.

Naruto no comprendía nada. No sabía donde estaba, incluso llegó a pensar que había muerto. Miró con curiosidad los ropajes que el Uchiha le había proporcionado. Se trataba de un "kimono" floreado. El chico frunció el ceño, por el diseño pudo intuir fácilmente que se trataba de una prenda femenina.

Hizo una mueca de desagrado, ni aunque le pagaran se colocaría eso. Se puso de pie fuera de la cama, al hacerlo expresó una mueca de dolor. Sus piernas y espalda dolían, ni hablar de aquella zona trasera. Asumió que el bastardo había vuelto a usarlo mientras dormía.

Sin importarle más su propio sufrimiento caminó directamente a lo que parecía ser un armario. Como esperó ver, dentro de este se encontraban varias prendas que parecían pertenecer a Sasuke. Así que sin dudarlo, agarró una simple camisa y una "hakama" y se vistió con estas para así buscar a esa tal Sarada, y probablemente una salida también.

Salió de la habitación con cautela, esperando no ser visto por nadie. Caminó por el corredor a paso sigiloso hasta que...

—Naruto-sama.— escuchó una voz llamándole repentinamente.

—¡Ahh!— gritó del susto. Causando que la mujer se encogiera por el estruendoso sonido y tapara sus oídos.

Naruto de inmediato se dió media vuelta asustado y se alejó dos pasos de aquella pequeña dama.

A demon's mistress (SN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora